El 21 de agosto leí una noticia que me dejó consternada y no pude más que desear que hubiese una movilización importante de recursos del gobierno. Después, ese mismo día leí otra noticia que me dejó desconcertada.
El 21 de agosto, el Presidente de la República, Don Luis Guillermo Solís, se refirió al servicio de transporte Uber (no lo explico ya todo mundo sabe) y también se refirió a su ex contrincante en campaña, Otto Guevara. De pronto viví un déjà vu y sentí que había retrocedido en el tiempo y estaba de nuevo en epoca electoral. Mas aún, en ese momento, Uber pasó a ser un tema de estado prioritario.
El 21 de agosto también leía las declaraciones del viceministro pidiendo la colaboración de la ciudadanía incluyendo a los taxistas para denunciar a los Uber.
Más no era Uber lo que me tenía consternada esa mañana, sino el Informe Sobre La Trata de Personas 2015 que sitúa a Costa Rica entre los países en los cuales ha incrementado la trata sexual infantil y que recién había leído.
Me remito a la página 131 de dicho informe. “Costa Rica es una fuente de tránsito y destino de hombres, mujeres y niños víctimas de la trata con fines de explotación sexual y de trabajo forzoso. Las mujeres y los niños costarricenses son sometidos a la trata sexual en el país; los residentes de la zona norte y la costa central del Pacífico son especialmente vulnerables a la trata interna con fines sexuales. Las autoridades han identificado casos de adultos que usan niños para el tráfico de drogas; algunos de estos niños pueden ser víctimas de la trata. El turismo sexual infantil es un problema grave, con turistas del sexo que llegan principalmente de los Estados Unidos y Europa...Los esfuerzos policiales declinaron; no hubo sentencias condenatorias por trata, turismo sexual o actos sexuales comerciales cometidos contra víctimas de trata de niños. Los servicios a las víctimas siguen siendo insuficientes y el gobierno no pudo utilizar los aproximadamente 1.725 millones de colones ($ 3, 240, 000) – a febrero del 2015 - acumulados en un fondo gubernamental dedicado a esfuerzos contra la trata y la lucha contra el tráfico de personas…”
Lo decía ayer en una entrevista radial Doña Milena Grillo, persona que conoce como pocas la situación de la niñez y adolescencia en Costa Rica: El país se ha descuidado y según los estudios que ella tiene, se confirma lo dicho en el informe.
He buscado infructuosamente en internet, los comentarios que haya hecho Don Luis Guillermo sobre este flagelo que impacta en primer lugar a las víctimas, siguiendo las comunidades en donde está este flagelo y el sector turístico como un todo. No encontré ninguna. ¡Que pesar! Igualmente, encontré mínimas menciones en redes sociales y medios, incluyendo una de la ministra. Tal vez era mas fácil entretener a todo mundo con Uber. ¡O tal vez soy pésima a buscar noticias por Google!
Uber...Uber es un servicio más que entra a competir en el mercado de transporte de personas bajo una modalidad novedosa, basada en tecnología y sobre demanda. Sobre el modelo de negocios, no me referiré en este post, pero sin duda es un modelo con un crecimiento orgánico acelerado del cual aún habrá mucho mas desarrollo en diferentes categorías en el futuro próximo. La economía compartida es algo que Costa Rica no puede ignorar.
En mi opinión, todas las partes se han comportado de una manera cuestionable. A mi parecer, ha sido una historia lamentable del Bueno, el Malo y el Feo:
Uber: utilizó una plataforma de lanzamiento de desafío y polarización, estilo Clint Eastwood, los buenos somos nosotros y el diputado Guevara, los malos son los taxis rojos y porteadores, los feos son el Gobierno. Triunfalistamente, enarbolan una figura jurídica, que según ellos los hace estar por encima del bien y el mal en Costa Rica. Tal vez si, tal vez no, ya se verá. Los que sabemos de mercadeo, sabemos lo peligrosa que es una estrategia como ésta, en mi opinión, desacertada. Les garantizó notoriedad, no sé si efectividad y sostenibilidad de gestión en los primeros 3 meses y allende. Les garantizó también el antagonismo público del gobierno y las acciones(reprobables) del medio competidor que han generado temor entre no pocos clientes potenciales de Uber. Hay maneras mas innovadoras y sofisticadas de lanzar un servicio como éste, a la búsqueda de la rentabilidad del negocio y obtención de volúmen. El tiempo será el mejor juez.
Los chóferes de taxis rojos que atacaron físicamente al automóvil de un chófer de UBER, confirmaron su mala fama de agresivos y agresores, sacrificando así la reputación de los que son buenas personas, trabajadores decentes que se ganan el día a día al volante. Ante la gran mayoría de consumidores, desde luego son los malos. Con sus acciones, ofendieron y enfurecieron aún mas a quienes, día a día, tienen que aguantarse los abusos de los seetaxi y los taxis rojos. Los buenos aquí pasaron a ser los personeros, clientes y conductores de UBER. Los feos, quienes no previeron estos abusos, quienes no se pronunciaron abiertamente indicando intolerancia absoluta sobre cualquiera que quebrantase la ley, a como debe ser.
Y finalmente el gobierno. Yo le doy reprobado al Presidente y al Viceministro de Transportes, son los malos. Al Presidente, porque le dio una importancia desproporcionada a Uber, al dirigirse personalmente al tema y peor aún al ponerse a hablar de su ex contendor en campaña política. Lo único que requería era redirigir a los medios al responsable, o sea al Ministerio de Transportes. Al viceministro, por ser cuando menos ambiguo en su lenguaje y reaccionar muy lentamente después del caos. Al enfoque general, porque se dijeron cosas que hoy se quieren minimizar pero que se ubican en el terreno de lo absurdo. A ambos, por la manera precipitada y poco inteligente con que enfrentaron un tema que se debía haber tratado con cuidado y mesura, dada las implicaciones que el modelo económico tiene para el mundo empresarial y el empleo.
Escuchar su vehemencia objetando a Uber, me remitió al día en que me quedé presa de los porteadores en la circunvalar y llegué tardísimo a mi reunión. Ahí, circulando a paso de hombre, rodeada por ellos, pude experimentar de cerca, en vivo y en directo, la actitud de matonismo y el lenguaje prepotente. No había ninguna autoridad que nos defendiera a las personas que simplemente queríamos circular. Recordé también como, en la zona en que resido, los seetaxis tienen tomados andenes y calles, como estacionamiento privado a vista y paciencia de las autoridades.
Y sí, me dio mucha rabia pensar que la energía que tenía los representates del gobierno para enfrentar a Uber, no la hubiesen tenido ni la tengan para parar los abusos de estos gremios. Y fue, precisamente una epidemia de indignación como la mía, lo que causó que las redes sociales y las conversaciones se viesen dominadas a favor de Uber. El desacertado manejo de comunicación y gestión que el gobierno le dió al caso Uber, le recordó a muchos, la tolerancia y consentimiento de los abusos de los dos servicios de transporte disponibles, los taxis rojos y los seetaxis, entre otros. Por supuesto que son los feos. Los buenos en esta historia, somos los consumidores, quienes estamos ahogados por las arbitrariedades y el mal servicio que recibimos de un colectivo que aparentemente se siente inmune, a menos que surja un Uber.
Ni Uber ni ninguna competencia puede ser gran amenaza, cuando hay una altísima satisfacción de cliente. Para cerrar, lo digo de los taxis del aeropuerto. A mi no hay Uber que me cambie un taxi de esos, tengo comprobadísimo que llegan antes de la hora, nunca me han fallado, mas bien me ayudan a estar lista a tiempo y no perder el vuelo, son corteses y educados, manejan con cuidado y límite de velocidad no fuman en el auto, si pido el aire acondicionado o pido que apaguen la radio, no se molestan. Aclaro, no soy accionista ni tengo ningún interés personal.
Finalmente, solo les invito a buscar información y difundirla en sus redes sociales sobre el flagelo del tráfico sexual de niños y niñas. Y si lo ve, le invito a hacer eco de la solicitud de Doña Milena Grillo y denunciar.