Después de dos presas, cada una de dos horas y en menos de una semana, nos quedó claro que algo debe cambiar en este país. Pero nos ganó cierta desazón sobre de dónde vendría esa transformación porque el descrédito es completo hacia los actuales dirigentes de los sectores público y privado.
La noche de este jueves 14 de abril, en el evento Visionarios 20/20: La revolución tecnológica (mitos, miedos y oportunidades), Roberto Sasso, presidente del Club de Investigación Tecnológica, fue enfático en señalar que el cambio vendrá de los Millennials.
La idea también me la había señalado Marcelo Lebendiker, presidente de ParqueTec, unos pocos días atrás cuando se presentó el informe de emprendedurismo en las regiones del país.
La generación de los Millennials, también conocida como la Generación Y, son los nacidos entre 1980 y 1994. A ellos se le unirán pronto en ese empujón al cambio, probablemente, los que les siguen: la Generación Z.
Y lo que están haciendo los muchachos en las startups lo demuestra. Para ellos no hay excusas y no hay imposibles.
1. Las nuevas generaciones no están de acuerdo con el derrotismo de sus mayores, los baby boomers o Generación X, cansados de ver, sentir y pensar que las cosas van como en cangrejo: para atrás. El mundo cambia y vivimos una era de transformaciones tecnológicas que hacen posible generar el cambio que el país requiere.
2. Para los Millennials el mundo es para viajar, conocer, disfrutar y conquistar. Las generaciones anteriores apenas se fijaban más allá de las montañas del Valle Central. Los Millennials viajan por el país, suben al Chirripo y se lanzan en bungee en algún puente de algún rincón de Costa Rica. Y recorren el mundo, se quedan en hostales, trabajan en hoteles y van a intercambios para conocer gente, culturas e idiomas. Con ese arsenal son capaces regresar a poner en ejecución sus sueños de hacer algo nuevo.
3. Las viejas generaciones se resisten al cualquier novedad (como los taxistas a Uber). Los Millennials son sus primeros clientes, aprenden cómo funciona y llevan esas novedades a otros ámbitos. Se mofan de los miedos infundados de sus mayores y ven con compasión los absurdos obstáculos que las viejas generaciones intentan poner a los cambios. Los Millennials simplemente saben que el cambio es inevitable y que, piensen lo que piensen los vejetes, el cambio se dará.
4. Las viejas generaciones hacían planes que nunca se concretaban. Los Millennials crean startups, hacen grupos de música o de lo que sea. En las startups le dan rienda suelta a la creación de productos y servicios basados en las nuevas tecnologías y con la promesa de cambiar desde la forma de pagar en los autobúses hasta de poner al país en las grandes ligas de la industria de biotecnología. En lugar de quedarse viendo las enormes hélices de los aerogeneradores que hay en las montañas de Escazu para generar energía eólica, suben allá para confirmar que –si alguien fue capaz de llevarlas hasta allá– cualquier sueño es posible.
5. Las viejas generaciones no saben qué es lo que está ocurriendo; los Millennials ya saben lo que viene. Cuando a las viejas generaciones les hablan de las nuevas tecnologías es como si les hablaran en chino; los Millennials las estudian y ven cómo se usan, las prueban y luego las empiezan a usar. Las viejas generaciones se meten a usar las tecnologías por arrastre, por no quedar atrás, como una actividad separada y ven al que usa muchas apps, redes sociales o dispositivos como "un fiebre"; los Millennials incorporan las tecnologías como parte integral de sus juegos, de su educación, de su trabajo y de su vida.
6. Las viejas generaciones miraban la vida laboral como una fase en la que la estabilidad era el camino a seguir hasta pensionarse; los trabajos eran casi un obsequio y los beneficios un producto de la bondad del patrono. Los Millennials aceptan el trabajo que les ofrezca las mejores condiciones que ellos exigen en salario, horario, estilo de vestimenta, actividades lúdicas, viajes y alimentación, y se quedan ahí hasta que en otro sitio les dan mejores condiciones, mientras crean sus propios proyectos.
7. Los viejos son autosuficientes y no toleran que alguien les diga qué hacer, les da pena recibir dinero y prefieren endeudarse, creen saberlo todo, evitan socios y se aíslan para trabajar solos. Los Millennials tienen la capacidad de trabajar en equipo, de conquistar y mantener a un mentor, de conseguir un socio que los guíe y que inyecte capital al emprendimiento, de impulsar un proyecto de crowdfounding para recolectar capital de trabajo entre familiares, amigos y desconocidos, y de establecer redes de colaboración con otros.
Eso sí, se requerirá que algunos de la generación X se conviertan en socios y mentores de los Millennials, que los impulsen a implementar sus proyectos y a crear sus startups.
Y para que el cambio se dé, será necesario que buena parte de los babyboomers se aparten y dejen desocupados sus puestos en gobierno, partidos políticos, empresas y la Asamblea Legislativa, así como dejen libres las plazas de burócratas en instituciones públicas y en compañías privadas donde reina el imperio de no hacer nada y de los clanes.
Cuando ahí estén los Millennials al mando, cambiaremos. Eso esperamos.