Fue como si hubieran visto al Diablo en persona...
Sí, en cuanto aquellas dos muchachas descubrieron mi presencia en una de las calles de San Juan de Naranjo, Alajuela, corrieron a entrar en su casa y cerrar de un portazo.
Pocos segundos después pasé frente a aquella vivienda de madera y escuché una voz que decía: "Mamá, tuvimos que apurarnos a cerrar la puerta porque ahí viene un hombre en actitud sospechosa tomándole fotos a todas las casas. ¿Quién sabe qué anda buscando?"
Lo de "actitud sospechosa" no es cierto; fue la interpretación de ellas. Tampoco es verdad lo de "tomándole fotos a todas las casas"; quienes han visto mis fotografías saben que las moradas no forman parte de mis objetivos favoritos. Y eso de "¿quién sabe qué anda buscando?" tiene una respuesta sencilla: simplemente temas fotográficos, en especial curiosidades. Tengo el hábito de invertir el tiempo libre de algunos fines de semana en tomar fotos de lugares que no conozco.
Esa experiencia, que viví 5 o 6 años atrás, vuelve a repetirse de alguna manera en nuestro país: todo el mundo corre a cerrar las puertas.
Me explico: ante la presencia de un déficit fiscal que podría llegar el próximo año a un 6,9% del Producto Interno Bruto (y que llevaría la deuda del Gobierno Central a un 50% de la producción nacional) y que demanda de Costa Rica acciones serias y responsables en generación de nuevos ingresos tributarios y recorte de gastos, diversos sectores se han apresurado a dar portazos para evitar que agentes "sospechosos" fotografíen sus privilegios, beneficios e incluso abusos pues ¿quién sabe qué andan buscando...
La situación del país es tan preocupante que obliga a realizar un ejercicio transparente y profundo de revisión de ingresos y egresos; es decir, de apertura de todas las puertas (incluso ventanas) de todos los sectores.
No se vale meterle llave a algunos llavines y a otros no, descorrer algunos picaportes y eximir a otros, hacer girar algunas perillas y ni siquiera tocar otras, aceitar determinadas bisagras y librar a otras de esa tarea. El déficit fiscal es un desafío, un problema, una amenaza de todos. Es tiempo de abrir los candados de la retórica hueca, las aldabas de la politiquería y las trancas de las amenazas.
Que aquellas muchachas de San Juan de Naranjo hayan dado un portazo hace 5 o 6 años es comprensible, que todos los sectores del país hagamos lo mismo hoy es irresponsable y suicida.