En muchas ocasiones, nuestros pensamientos y estados de ánimo nos “mentalizan” respecto de lo que deseamos, cosas que nos afectan o nuestros propios problemas. A veces nos sentimos optimistas respecto a algunos resultados, pero en otras ocasiones somos escépticos al respecto. Mi pregunta es, ¿por qué no ser siempre optimistas? ¿Cómo hacemos para no dejarnos llevar por el desánimo?
El programarse mentalmente es una técnica que puede ser muy útil, no solo en el día a día del empresario, sino en su día a día como persona. Muchas veces enfrentamos un desafío con una dosis muy baja de confianza. Eso nos lleva a la derrota antes incluso de iniciar la tarea. Sun Tzu nos señala que las batallas se ganan antes de pelearlas, es decir, la autoconfianza (basada por supuesto en una estrategia), lo es todo. Y aquí es donde me interesa proponer un elemento nuevo y arriesgado: supongamos que no hay plan B. Ese es el nivel de confianza con el que debemos enfrentar los desafíos que nos señala la vida, la confianza del que se siente ganador, pero con argumentos.
Los invito a probar esta estrategia en sus negocios, en sus relaciones empresariales, amicales y familiares. A pesar de lo arriesgado de la propuesta, o justamente por ello, estoy seguro que no faltará quien señale la relevancia de no arriesgar el todo por el todo (o no poner todos los huevos en la misma canasta). No es mi pretensión negar esa premisa, pero quiero mover un poco el piso, porque reconozco que muchas veces somos “demasiado” precavidos. Y eso nos puede hacer perder oportunidades de negocios, o en la vida misma.
Empecemos por algo sencillo. Detengamos de golpe las imágenes negativas. ¿Cuántas veces las imágenes negativas (no va a salir, no va a resultar, lo estoy intentando pero sé que no va a pasar), nos asaltan a mitad del trabajo, reuniones, en el auto, etc.? Ellas nos perturban y no nos dejan avanzar, nos quedamos dando vueltas alrededor de esas imágenes. ¿Y si las detenemos?
Cambiemos de onda, paremos lo que estamos haciendo, tomemos un momento para salir de ese círculo vicioso que no nos deja avanzar. Tomemos un momento para hacer otra cosa que nos entretenga, divierta y nos libere de esas imágenes. Hablemos con un amigo(a), escuchemos una canción que nos guste, veamos un video entretenido, o de una canción: desconectémonos.
Luego retomemos nuestras labores con una actitud positiva y optimista. ¿Qué podemos perder?