La última noticia sobre la no-inversión de Ford en México confirma una posibilidad que se barajaba como parte de la política de Trump respecto de regresar empleos hacia Estados Unidos. Una de las preguntas más importantes sobre como Donald Trump implementaría su política de regresar empleos a los Estados Unidos, era, ¿qué clase de empleos y desde dónde los traería? Parece que la pregunta ya tiene respuesta. Son empleos de América Latina.
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Muchos de los países de Latinoamérica se han beneficiado de la inversión extranjera directa que ha llegado y que –además de salarios- ha aportado recursos, tecnología y nuevos modelos de gestión que están mejorando las competencias de los jóvenes que se emplean en estas empresas (desde un teletrabajo productivo, más competencias blandas, idiomas, etc.).
Los empleos que han generado estas empresas no son los más básicos (lo fueron en su momento), ni los de más bajos salarios. En muchos casos son empleos medios que en Estados Unidos pueden ser de 60 mil dólares al año (o más) y que en América Latina son de 35-40 mil dólares anuales. Pero casualmente, esa fue la masa votante de Trump, y será a quienes les devolverá sus puestos (no todos). A estas alturas, muchos se preguntarán porque habría de regresar empleos a Estados Unidos si en nuestra región son más baratos e igualmente (incluso a veces más) productivos: incentivos (y castigos), es decir, la vieja política de la zanahoria y el garrote.
Probablemente empecemos a escuchar de las exoneraciones tributarias a las empresas que repatrien empleos en sectores industriales tradicionales. ¿Pasará lo mismo con la tecnología? Lo dudo. Aunque Trump ya empezó a cabildear a los líderes del sector. Veamos de qué tamaño es la zanahoria que ofrecerá a una industria en cambio constante y donde la innovación aparece en todos lados.
¿Latinoamérica perderá empleos? Es bastante probable. Pero mucho dependerá de la estrategia seguida por los países. Si ellos aprovecharon esa inversión de más de una década para generar una masa crítica de nuevas empresas proveedoras de bienes intermedios, insumos, e incluso generar sociedades como parte de cadenas de valor globales, será probablemente no más que un bache pasajero. Pero si los países solo se dedicaron a ver como nuevas empresas entraban y generaban empleo y salarios, pero sin retribución fiscal (como en las zonas francas), o bien sin integración con el resto de la economía local, las cosas si se verán complicadas en estos años.
Este es el momento para las empresas locales (pymes) de actuar aumentando su eficiencia y productividad, buscando nuevos mercados e innovando en su producto, proceso y forma de gestionar el negocio.