Esta pregunta surge luego de muchas reflexiones sobre los contenidos de los programas de fomento emprendedor y de diseño de planes de negocios. Recién pasó la feria de la Universidad Nacional, y una capacitación docente de la Universidad Técnica Nacional donde hubo oportunidad de reflexionar sobre estos temas.
Al parecer, nos hemos quedado en lo conceptual asociado a los conocimientos técnicos y no hemos pasado ni por las competencias, ni por lo práctico.
¿Qué se le puede enseñar a una persona que desea trabajar de forma independiente, desarrollar una idea de negocios hasta implementarla y luego hacerla crecer y/o incursionar en nuevos negocios? ¿Quién debe hacerlo y como?
La evidencia muestra que son las personas con experiencia empresarial; quienes han tenido la oportunidad, sea de poner un negocio propio, o de interactuar por mucho tiempo con quienes lo han hecho, las llamadas a compartir desde la experiencia. ¿Cómo hacerlo? Aquí, una propuesta:
En primer lugar, debemos aprender de esas personas lo que significa salir de esa “zona de confort” que supone el pensar que nuestro destino está atado a un trabajo asalariado. Esto supone un aprendizaje horizontal y en dos vías.
En segundo lugar, lo importante no es la idea de negocio sino quien la impulsa. Todo el mundo tiene ideas, algunas mejores que otras. Sin embargo, no es frecuente encontrar personas que son capaces de analizar el entorno y de ello generar una idea de negocio, es decir, personas capaces de generar muchas ideas en función de la observación y e análisis.
Como señalé anteriormente, todos tenemos ideas. Por ello, lo que sigue en tercer lugar es experimentar con la idea. Y esto implica, compartirla con otros, escuchar opiniones, re-escribirla, adaptarla a más de un entorno, y de todo ello, podemos extraer una propuesta. Este es un proceso de prueba y error donde la interacción ayuda a refinar.
En cuarto lugar, acompañar el proceso de implementación, es decir, apoyar con conocimiento técnico ahí donde hay debilidad y formar a la persona en las competencias que requiere para sacar adelante el negocio. Lo último supone contribuir a moldear el carácter del emprendedor, ya que a partir de ese momento habrán caídas y tropiezos, pero debe haber también fortaleza para superarlas y verlas como aprendizaje. Eso es parte del acompañamiento.
Todo lo anterior implica: (i) aprender de otros y no solo de nosotros, (ii) conocer a la persona para entender como se formó la idea, (iii) hacer interactuar a la persona y su idea en un entorno innovador, y (iv)educar y acompañar.