Hay una palabra en inglés que describe muy bien la pasión y la perseverancia por lograr metas a largo plazo: Grit. Esa palabra significa vivir la vida parecido más a una maratón que a una carrera de velocidad.
He aprendido, dando acompañamiento a líderes por años, que los más exitosos líderes que conozco, en términos de logro, tienen muchas cualidades, pero sin excepción todos tienen esto.
No es fácil ser persistente, hay gente incluso haciendo investigación para ver como se le enseña esto a los niños, la persistencia por lo deseable de tenerla (La Dra. En psicología, Angela Duckworth, hace investigación al respecto en la U. de Pensilvania). A lo que me refiero es a una forma de perseverancia testaruda que hace a quienes lo tienen no darse por vencidos, ser resilientes ante la adversidad, muy persistentes y lograr metas, cuando otros, se dan por vencidos.
A lo largo de mi vida profesional y personal he conocido varias personas así. Hoy mencionaré un ejemplo que me ha llamado la atención últimamente, por el campo en el que se desenvuelve, un poco ajeno al mío. Mujer, artista costarricense, desde chiquitita quería dedicarse a las artes y, al contrario de muchas niñas que renuncian a su sueño de ser bailarinas, esta niña no renunció y decidió ganarse la vida haciendo arte. Un día de estos cené con ella y la conocí un poquito más.
Lo que está logrando, es a punta de esa perseverancia testaruda, y no solo lo trabaja para sí misma, sino que inspira a otros. Cuando se le pregunta en una entrevista cuál es su secreto ella contesta:
“El secreto está en mantener los ojos y el corazón en la meta y una vez que se llega vivir en el momento y disfrutar cada segundo. Y luego volver a empezar: otra meta, otro sueño. Y así sucesivamente. Pero disfrutar el proceso, porque ahí es donde está la verdadera felicidad. Rodéense de la gente correcta, hará el camino más ameno, compartirán la carga y también los logros. No es fácil, cumplir un sueño nunca es fácil. Si lo fuera no habría sueños que cumplir, y eso es lo que nos hace especiales.”
Se llama Silvia Baltodano y su energía contagiosa tiene a varios niños, jóvenes y adultos trabajando muy duro, aprendiendo, soñando, viviendo sus sueños de cantar, bailar y actuar. Pero lo más poderoso de Silvia, es su testimonio de vida de cómo y cuán esforzada, persistente y perseverante es a lo largo del tiempo.
Le he hablado tanto del tema a mis hijos, de la importancia de la persistencia y el impacto en la vida, que mi hija en su último viaje me trajo un ejemplar de Grit de Angela Duckworth: El poder de la pasión y la perseverancia. Dicen algunos que han leído el libro que aunque los psicólogos han pasado décadas investigando el secreto del éxito, Angela finalmente lo ha encontrado.
Para Duckworth lo que pasa por nuestra cabeza cuando fracasamos, es lo que hace la diferencia en el éxito a largo plazo. No podría estar más de acuerdo con ella.
El otro día leía en ese mismo libro una referencia a la vida de Will Smith, actor que ha ganado Grammys, que ha sido nominado al Oscar y ha sido merecedor de otros honores y premios. Smith dice que no es particularmente talentoso, sino que tiene una ética de trabajo muy fuerte que le distingue de otros, que se resume en que no tiene “miedo de morir en la caminadora”, que equivale a que nadie trabaja más duro que él, nadie le gana en persistencia.
Consideremos la posibilidad de ser testarudamente persistentes, conscientes de nuestro ejemplo, del propósito, y sobre todo, el impacto.