Hace días mi hija adolescente me invitó a ver la serie británica “Black Mirror” con ella. Solo ví un capítulo, en base a esa experiencia, me parece que la serie proyecta de una forma cruda lo que podría ser nuestro futuro como sociedad sino aprendemos a poner límites al uso de la tecnología.
Simultáneamente, en estos días, decidí (y pude lograr), desconectarme de la tecnología y simultáneamente, conectarme más conmigo misma en un lugar muy agradable rodeado de naturaleza.
Por mi trabajo y por mi rol de madre, debo estar bastante conectada, y no me malentiendan, tener formas de conectar con mis hijos cuando están lejos, es un muy buen recurso que me da paz. También, en ocasiones, sé que tengo un cliente que está pasando por una situación crítica y donde hay para él mucho en juego en poco tiempo, por lo que no puedo nada más desconectarme del celular. Y, al ser emprendedora, tener formas de estar conectada y de trabajar, mientras atiendo alguna diligencia personal o familiar, es una gran ventaja de vivir en esta época.
Sé que esta vivencia que tuve la semana pasada (desconexión tecnológica), es cada vez más compleja y más difícil de lograr. La vida actual nos llena a todos de ruido, de información, de un montón de cosas que nos llenan el tiempo, el espacio, la mente y nos hacen entrar en un estadio de ruido permanente y también de una sensación de frenesí y urgencia que no siempre es real.
No podemos vivir en la montaña o en el mar, ¿cómo lograr defender nuestros espacios? ¿nuestros momentos? ¿nuestras conexiones más íntimas y más importantes? ¿cómo no olvidarnos de nosotros mismos en medio de la vorágine diaria en la que vivimos?
La verdad es que no tengo la respuesta, solo sé que es una necesidad importante y que no la podemos ignorar. Cada uno tiene que luchar por buscar y encontrar esos espacios como una prioridad.
Lo que pienso y creo es que quienes tengamos la disciplina de hacer un paréntesis en nuestras vidas de forma periódica y a la vez con permanencia en nuestras vidas, tendremos más probabilidades de no perder la salud física, mental y emocional.
Así que de cara al 2018 les deseo mucha salud, pero más aún, espacios en el año para que en medio del ruido y del caos, puedan serenarse y respirar.