La semana pasada abordé el tema de el estrés en el trabajo e introduje el tema de los patrones de pensamiento negativo y cómo inciden en nuestra ansiedad de ejecución, dicha ansiedad de ejecución puede llevarnos o no, a un ataque de pánico. Si usted no leyó el blog, la figura expresa visualmente mi idea principal.
Muchos lectores gustaron del blog, y muchos me pidieron que ahondara en el tema de los ataques de pánico. Así que utilizando artículos de la Clínica Mayo como fuente, ahondo en el tema sobre esta condición que para algunos puede volverse incapacitante.
Aparentemente por las reacciones y el tráfico generado en el blog anterior, el tema es relevante y tiene mucha vigencia. Contribuir a que aprendamos de qué se trata, puede ayudarnos a manejar mejor esta condición si tenemos una predisposición a la misma o si, tenemos un familiar o colaborador que la sufra.
Debemos tener conciencia que hay mucha ignorancia respecto al tema porque hay un estigma en nuestra sociedad para este tipo de trastornos. Informar, generar conciencia, compasión y aprender que no estamos exentos de experimentar bajo mucho estrés esta desagradable experiencia, es importante y mi principal motivación.
De acuerdo a la Clínica Mayo, un ataque de pánico es un episodio de intenso miedo que desencadena varias reacciones físicas severas. En un ataque de pánico, la reacción psicofisiológica se debe a la percepción o sensación de una situación amenazante, de peligro inminente, cuando no hay motivos o razones objetivas para tener esa reacción.
Mucha gente tiene uno o dos ataques de pánico en su vida y puede ser que, cuando el problema que lo estresa desaparece, los ataques terminan. Pero, si usted sufre de ataques recurrentes y frecuentes y tiene miedo de que el ataque vuelva, usted puede haber desarrollado una condición que se llama desorden de pánico.
Quienes padecen ataques de pánico suelen experimentan sensaciones de terror que les llegan repentina y repetidamente sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va a ocurrir un ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada uno de los ataques, al preocuparse de cuándo y dónde les llegará el siguiente.
Cuando llega un ataque de pánico, lo más probable es que usted sufra palpitaciones y se sienta sudoroso, débil o mareado. Puede sentir cosquilleo en las manos o sentirlas entumecidas y posiblemente se sienta sofocado o con escalofríos. Puede experimentar dolor en el pecho o sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener miedo de que suceda una calamidad o de perder el control. Usted puede, en realidad, creer que está sufriendo un ataque al corazón, que está perdiendo la razón o que está al borde de la muerte, pero no es así.
Cuáles son algunas tipologías de crisis por ansiedad
- Inesperadas: Aparecen sin causa aparente. Son las auténticas "crisis de pánico", incontrolables y del todo inesperadas.
- Ligadas a contingencias concretas: por ejemplo, al subir a un metro, al pasar por un túnel.
- Ligadas a situaciones pre-disponentes: por ejemplo, crisis que aparecen tras un estrés laboral continuado.
Los ataques de pánico son más comunes en mujeres que en hombres. No se sabe la causa exacta pero los investigadores creen que son producto de una combinación de factores biológicos y ambientales. Hay familias más propensas a sufrirlos por su genética, en combinación con eventos estresantes, el abuso de drogas y alcohol, así como los patrones de pensamiento negativos.
Según Barbara Rothbaum, profesora y directora de psiquiatría del Programa de Trauma y Ansiedad de la Universidad de Emory: Usted puede sentirse ansioso por un problema laboral, por tomar un examen o por tener que tomar una decisión compleja. Alguien que tiene predisposición para un desorden de pánico puede reaccionar a esas presiones moderadas con reacciones físicas exageradas o desproporcionadas.
Afortunadamente, los desórdenes de pánico se pueden tratar y los cambios en el estilo de vida, a un estilo de vida más sano, contribuyen también a mejorar la condición y a prevenirla.
Si usted tiene predisposición genética a desarrollar un trastorno de ansiedad sepa que no todo está perdido.
El ejercicio físico, la dieta sana, el descanso, la meditación, la relajación, la visualización, el trabajar en adquirir herramientas de inteligencia emocional para lidiar con las dificultades de la vida pueden ayudarlo.
Manos a la obra.