Luis y Manuel, ambos graduados de un programa prestigioso de maestría, fueron despedidos de sus trabajos hace año y medio. Ambos estaban tristes y ansiosos acerca de su futuro. Para Luis, el estado de tristeza y ansiedad le duró poco. Luego de dos semanas se dijo a sí mismo: “No fue culpa tuya. La industria en la que trabajas está pasando por un momento complejo. Eres bueno y encontrarás trabajo”. Hizo su CV y lo mandó a una docena de empresas en su país y en los países vecinos. Hoy tiene un trabajo. Manuel, por su parte, pensó: “me despidieron porque no soy bueno manejando la presión. No soy bueno para el área financiera y la economía está complicada”. No solo no buscó un nuevo trabajo sino que se fue a vivir con sus padres donde todavía se encuentra viviendo.
Ejemplo extraído y modificado del artículo de Harvard Business Review Buidling Resilience de Martin Seligman, Profesor de Psicología en la U. de Pensilvania.
Conversaba hace días con una compañera de estudios que hace años no veía. Mi amiga y yo nos reunimos en mi oficina y mientras ella paseaba su mirada por mis libros, se queda absorta viendo The Power of Resilience o El Poder de la Resiliencia.
¿Es bueno?
¿Cómo se hace para ser fuerte para enfrentar la adversidad? – Me pregunta-.
Sus preguntas me remontan a la búsqueda constante para entender por qué algunos seres humanos son más resilientes que otros.
El tema de la resiliencia es un tema importante en el mundo de los negocios estos días. Leía a Diane L. Coutu quien es editora senior de Harvard Business Review. Coutou afirma en su artículo Cómo funciona la Resiliencia, que el nivel de resiliencia de una persona determina quien tiene éxito y quien falla en los negocios.
Lo que dice la investigación citada por Coutou y Seligman, es que si bien nacemos con un nivel de resiliencia determinado, es posible aprender a construir resiliencia para que esta sea mayor. De hecho, Martin Seligman, profesor de la Universidad de Pensilviania y estudioso del tema, ha creado un programa, el Penn Resiliency Program, bajo la dirección de Karen Reivich y Jane Gillhan, para que los niños y los jóvenes aprendan a enfrentar mejor los embates de la vida. El programa ha sido replicado con éxito en 21 escuelas alrededor del mundo.
Ante situaciones de estrés extremo y prolongado hay ciertas personas que logran protegerse mejor ante la adversidad, es decir son más resilientes. ¿Qué he observado yo en ellas?
1. Reinterpretan los pensamientos negativos. Todos los tenemos pero algunos tienen la capacidad de buscar interpretaciones nuevas a hechos difíciles. En dichas interpretaciones esas personas no se ven como víctimas sino como sobrevivientes.
2. Fomentan emociones positivas. Saben que el tiempo de familia, el tiempo de recreación, de caminar en la naturaleza, de practicar un hobby, de pasar tiempo con amigos, les fortalece y lo fomentan. No se toman tan en serio.
3. Se encuentran en buen estado de salud física. No descuidan su alimentación, el ejercicio, ni el sueño. No buscan aislarse con alcohol u otras drogas de la realidad. Cuidan y protegen su cuerpo.
4. Aceptan que la vida es dura y que tiene retos, sin resistirlos. Es decir, manejan una visión más realista de la vida.
5. Tienen modelos vivos que son modelos de fortaleza. A veces alrededor nuestro hay modelos silenciosos que de forma anónima llevan con su vida un ejemplo de fortaleza, ¿por qué no aprender e inspirarnos de ellos?
Victor Frankl es un escritor, psiquiatra y sobreviviente del holocausto, es para mí uno de los más famosos ejemplos de resiliencia y ha convertido ese tema en objeto de su estudio. De observación y entrevistas, Frankl concluye que quienes sobreviven el holocausto, tienen en común la esperanza en el futuro.
En su caso, ante la adversidad, las dificultades, los problemas de su vida, yo le pregunto a usted:
¿Cuál es su razón para vivir, para luchar, para levantarse desempolvarse y seguir? ¿Cuál es su fuente de esperanza?
Le recomiendo mucho que invierta un par de minutos en este video.