A veces, me pregunto qué tan bien estoy haciendo todos los roles que he decidido asumir en mi vida. Las responsabilidades son muchas, el tiempo es insuficiente, mis energías son limitadas. Priorizo, reviso, me organizo y vuelvo a la carga.
La semana pasada mis hijos terminaron año escolar. Como parte del ritual de fin de lecciones, reviso cuadernos, reciclo papeles y ordeno bultos. Me encontré un papel suelto con este escrito de mi hijo. Con su autorización hoy lo transcribo.
Para mí es un tesoro, porque es una fotografía que toma un niño a la edad de 8 años de su mamá, tomando en cuenta la idealización propia de la etapa del desarrollo en la que él está.
Constantemente pido retroalimentación, pero no siempre es fácil tenerla y, en esto de ser mamá, cuesta todavía más.
Leer esta nota me hizo pensar en cómo el pequeño me ve, pese a los estira y encoge cotidianos para poner límites, reforzar conductas y hábitos.
Tuve suerte al encontrarme esta nota, tendré paz por un tiempo.
Un ejemplo para mi vida es mi mamá. Tiene 42 años. Es alta, pálida y delgada. Tiene pelo largo, ojos cafés y es muy linda. Mi mamá es amable y alegre. Ella es muy extrovertida. Tiene espíritu trabajador, nunca se rinde. Es muy buena.
Mi mamá es muy persistente. Ella hace coaching.
Quizás se pregunten qué significa. Ayuda a las personas, como por ejemplo hay una persona que tiene una esposa y va a tener un hijo, mi mamá le ayuda. Otra cosa que hace es escribir en el periódico, escribe de personas que son un ejemplo de vida.
Considero a mi mamá un ejemplo porque nunca va a las tiendas. Trabaja, trabaja, trabaja. A veces, se va de la casa a las 5 de la tarde a ver otro cliente al final del día. Trabajar, trabajar, trabajar. No pasa viendo tele. Por eso ella es un ejemplo para mi vida.
Y pensé, tengo que ser creativa y obtener de ambos hijos, su retroalimentación periódica. Esa retroalimentación, no basada en permisos, regalos o chineos, sino en una perspectiva serena, objetiva e incluso distante, respecto a esa persona que los cría, los forma, luego de darles vida.
Y pensé también, que definirme a mi misma independiente de ellos , con un rol en esta sociedad, adicional al de ser madre es bueno para ellos, hasta el momento , no obstante, las dudas, preocupaciones, culpas e incluso desviaciones en este laberinto que yo llamo vida laboral no tradicional de ser mamá profesional.
Estar alerta, revisar, modificar y seguir con la convicción de que se hace lo mejor que se puede, cada día, casi todos los días, es parte de la decisión que se toma cuando se adquieren compromisos tan grandes como el de la maternidad, el de seguir una vocación profesional y el compaginar ambas simultáneamente.
Me preguntaron la semana pasada, en referencia a ser madre y desarrollar una carrera profesional con alto impacto, perfil, proyección y responsabilidad para llegar a ser una mujer líder, el máximo líder dentro de una organización.
Lo he estudiado para entender con datos la relación entre liderazgo y género. Y mi conclusión es que luego de entrevistas a mujeres líderes en Costa Rica, luego de leer investigación al respecto en países como los Estados Unidos, es que sí, si se puede.
¿Hay que renunciar a la maternidad por la carrera? ¿A la carrera por la maternidad? Mi respuesta es que no necesariamente, pienso que depende de varios factores. Una puede trabajar para desarrollar en paralelo la maternidad, la carrera e incluso el liderazgo (si a eso quiere llevar uno su carrera).
Pero, lograrlo no depende solo de un individuo. Tiene que ver con un equipo, y las redes de apoyo con que uno cuenta, incluso la modificación de políticas y cultura en las empresas.
Cuando la familia es un equipo, la viabilidad de un proyecto de vida así, aumenta. Todo inicia desde la convicción interior individual de querer lograr compaginar ambos roles y trabajar consistentemente en el tiempo para que ese querer (visualización) sea una realidad. Ese individuo transforma su familia, su entorno, su empresa, da ejemplo, rompe barreras y en el agregado, cambia la sociedad.
No es fácil, hay dilemas, hay culpas, días complejos, crisis, etc.
Pero en el continuo, para el individuo que vive así, les digo, la vida es más rica, más llena, más plena.
Como ser humano, la proyección mejora en cada uno de los roles, al tener una vida plena en toda la extensión de la palabra. Porque el líder, ya sea el hombre o la mujer, es un ser integral. Entre más coherente viva respecto a sus prioridades y valores en los diferentes roles que juega en su vida, mejor se desempeñará en cada uno de ellos y la suma de todos esos roles en el agregado, genera un efecto multiplicador que supera la simple sumatoria de las partes.
Los dejo con este video sobre la película Un Buen Día, verán escenas muy alineadas con el tema de hoy. Y también les dejo algunas fotografías de un miembro del parlamento europeo que muestra claramente el tema de transformar entorno, organización, familia y sociedad…
Las fotos son de Lisa Ronzulli. Más imágenes sobre ella y su hija Victoria aquí.
Buena semana….