La diputada María Eugenia Venegas quizás no cuente con el respaldo de los restantes diez miembros de la fracción del Partido Acción Ciudadana (PAC) en sus intenciones de ser la próxima presidenta de la Asamblea Legislativa, pero afirma que mantendrá sus aspiraciones hasta el final.
Su objetivo está claro: ser la tercera mujer que presida el Directorio en toda la historia de la Asamblea Legislativa, logro solo alcanzado por Rosemary Karpinsky, de Liberación Nacional (PLN) en la legislatura 1986-1987, y Rina Contreras (Unidad Social Cristiana) entre el 2000 y el 2001.
Según Venegas, es necesario que la Asamblea se gobierne desde la visión de una mujer para que la agenda de proyectos de ley, especialmente aquellos de corte social, lleven impresa el pensamiento femenino, distinto al masculino.
En el video adjunto Venegas rechaza que su candidatura se de en condiciones similares a la de su compañero de fracción, Juan Carlos Mendoza, quien llegó a la presidencia de la Asamblea en el 2011 producto de un pacto entre todas las fracciones de oposición que los llevó a arrebatarle el poder, temporalmente, al PLN.
¿Por qué a una académica como usted le atrae un puesto político rodeado de tanta polémica?
Estos tres años he observado con cuidado los niveles de manejo del poder que aquí se dan. Y una de las observaciones principales es que las mujeres estamos totalmente relegadas. Este es un escenario terriblemente masculino. Si la apuesta del electorado es que hombres y mujeres tengamos cuotas de participación política equitativas, las mujeres deberíamos estar más en la toma de decisiones. Entonces, si yo soy diputada del PAC, segunda fuerza electoral de este país, tengo el compromiso de aspirar a proponer y dirigir el debate, y articular procesos de negociación desde una perspectiva femenina.
¿Cuál será la base sobre la cual construirá sus aspiraciones?
Sería una vergüenza para mí que alguien vote a mi favor porque va a obtener algo a cambio, como un puesto en el Directorio. Soy una persona estudiosa, firme y sólida, propositiva y que sabe ejecutar. Eso es lo que ofrezco. En este momento propongo mi nombre y no una fórmula de Directorio para intentar que la gente vea que el Directorio puede ser integrado por personas con capacidad y por intereses patrios y no por negociaciones entre las fracciones y dádivas, eso rompe con la tradición.
"Quisiera convocar a las mujeres diputadas una vez al mes para tomarles el pulso a los proyectos de ley con perspectiva de género. También quiero que el Castillo Azul se abra una vez al mes para aquellos grupos que están reclamando derechos humanos y ciudadanos. Me comprometo a impulsar una agenda de austeridad en el manejo de los recursos de la Asamblea y con una transparencia e información permanente sobre cómo se gastará el dinero en este último año. La Asamblea todavía tiene un año para reivindicarse".
¿Cuál estilo le gustaría imprimir en la presidencia de la Asamblea?
De mucha transparencia, abierta al escrutinio popular, donde incluso los anteriores presidentes del Directorio puedan rendirle cuentas a la ciudadanía gracias a la cercanía que pretendo tener con las comunidades y cantones. No sería una presidenta de tomar decisiones en solitario, siempre me haría acompañar con diputados de cualquier bancada.
¿Si una mujer de otra fracción aspirara a la presidencia del Directorio con más posibilidades de gane que usted, la apoyaría?
Sí claro. Es el momento de que las mujeres tengamos el lugar que nos corresponde en la política costarricense. Yo mantendré mi nombre hasta el final.