La Dirección General de Aduanas (DGA) del Ministerio de Hacienda carece de los controles necesarios en los puestos por donde salen e ingresan las mercaderías al país.
Así lo reconoce el director de esa dependencia, Gerardo Bolaños, quien asumió el cargo hace un año.
Y en términos aduaneros, el control lo es todo. Es apretar y ahogar.
Por eso es que la DGA se mueve hacia un fortalecimiento paulatino pero tardío de las aduanas, en un intento por tener claro quiénes son los importadores y cuáles son sus costumbres.
Pero la tarea se prevé titánica. El país carece de una base sobre la cual partir para construir ese sistema de control.
Bolaños lo reconoce sin rodeos. Costa Rica no posee ningún sistema de inteligencia aduanera, siendo la principal falencia a la hora de vigilar el comercio que ingresa y sale del país.
En el diagnóstico de la DGA destaca la ausencia de cifras certeras sobre cuáles son las incidencias que arroja el combate contra la defraudación fiscal, detalles que el propio Bolaños dijo desconocer.
Su argumento y el del viceministro de ingresos de Hacienda, Álvaro Ramos, es que es imposible cuantificar la defraudación y el contrabando porque, técnicamente, es materia que no compete alas aduanas.
Ambos funcionarios resaltaron que los avances son notorios en materia de controles y remitieron a las noticias sobre detección y desarticulación del contrabando de productos de todo tipo, en coordinación con la Policía Fiscal.
Sin embargo, de nuevo, la consigna de fortalecer el sistema aduanero no se refleja en el presupuesto de la DGA.
Ese rubro, la sangre que debe nutrir los esfuerzos aduaneros, ha disminuido más de ¢660 millones en los últimos tres presupuestos ordinarios de la República
Clamor empresarial
Desde el sector empresarial, gran usuario de las aduanas, se clama por una reforma integral a la legislación, a los sistemas informáticos y a la infraestructura de las oficinas aduaneras.
Luis Fernando Monge, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de Importadores (Crecex), opinó que los cambios urgen en la Tecnología de Información para el Control Aduanero, sistema informático conocido como “Tic@”.
El empresario cree que ya fue sobrepasado por el uso.
“La red se cae con frecuencia y esto se traduce en retrasos en los procesos de importación y exportación, prolonga las filas en fronteras terrestres y crea una incertidumbre, al no contar con un plan alternativo para agilizar los trámites”, consideró.
El reclamo de los importadores también tiene que ver con el uso de información desactualizada en las aduanas. Especialmente cuando se trata de temas sensibles como cambios en los aranceles para las mercancías, algo frecuente a causa de los tratados de libre comercio vigentes.
A pesar de estos reclamos, no todo el diagnóstico es malo para el sector que trae mercancías del extranjero.
“Merece nuestro reconocimiento la modernización del puesto fronterizo con Nicaragua, pero todavía faltan varias etapas por concluir, como las áreas de fumigación, escáneres, y el estacionamiento para contenedores”, destacó Monge.
Para el directivo, lo fundamental es que la DGA avance hacia una reforma de la normativa que regula a “Tic@”, con el fin de hacerla más flexible y funcional.
Álvaro Alpízar, vicepresidente de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), dio una buena calificación para el servicio de aduanas, pero repitió la queja sobre el desempeño de la infraestructura y de“Tic@”.
En materia de reformas legales, Alpízar detalló que Cadexco espera una definición clara sobre el estado de la concesión del puerto de Caldera, enfocado en crear el concepto de terminal portuaria en el Pacífico, para que el concesionario brinde servicios más eficientes.
Asimismo, pidió agilizar las revisiones de la Ley General de Aduanas y de su reglamento, para ponerlos a tono con la aprobación del Código Aduanero Centroamericano (Cauca IV).
Juan Ramón Rivera, presidente de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), encendió luces de alarma sobre la falta de claridad y la discrecionalidad en la aplicación de los procedimientos aduaneros.
El representante del sector industrial agregó que la DGA ha reaccionado lento ante los cambios que se dieron en materia de propiedad intelectual, reglas de origen y valoración aduanera, que tienen que ver directamente con el comercio internacional.
“La DGA está limitada para brindar información que antes era pública, lo cual permite que muchos agentes comerciales realicen prácticas fraudulentas con más tranquilidad”, concluyó.
Óscar Ramos, de la Asociación de Agentes Aduaneros de Costa Rica, coincidió en que los cambios normativos más imperiosos son los relacionados con los controles que debe ejecutar la DGA in situ.
“La aduana se hizo para molestar y nuestro sistema molesta poco. No es que deban revisar el 100% de las mercancías, pero es que carecemos de los más mínimos controles eficientes”, lamentó Ramos.
Reformas legales están lejanas
Pese al grito que se eleva desde el sector privado, Bolaños descartó en el corto plazo cualquier intento por construir y remitir a la Asamblea Legislativa un proyecto de reforma a la normativa aduanera.
“No hay ninguna posibilidad de que en el plazo que le queda a este gobierno se pueda presentar un plan de ley para adecuar la legislación al Cauca IV. Estamos explorando otras opciones, no sabemos todavía cómo resolver ese problema”, declaró.
Bolaños dijo que están a la espera de los cambios que implicará para la DGA la aprobación de la Ley de fortalecimiento de la gestión tributaria .
Cualquier esfuerzo, empero, pareciera justificado debido a que en las aduanas se recauda una buena porción de los impuestos que nutren al fisco
Empero, Hacienda no quiere recalentar más su complicada interacción con los diputados.