El buen trato y la poca confrontación entre los candidatos fue el mayor aporte que mostró este lunes el debate organizado por Repretel, según coinciden varios analistas políticos consultados por La Nación.
Para los especialistas, la gran deuda del debate fue la oportunidad de marcar diferencias entre los aspirantes a la presidencia.
El debate se realizó de 7 p. m. a 10 p. m. del lunes. En él participaron Johnny Araya (Partido Liberación Nacional, PLN), Rodolfo Piza (Partido Unidad Social Cristiana, PUSC), Otto Guevara (Movimiento Libertario), Luis Guillermo Solís (Partido Acción Ciudadana, PAC) y José María Villalta (Frente Amplio).
"El formato me pareció interesante. Hubo pocos enfrentamientos y fue un poco largo. Además, prevaleció la cortesía y caballerosidad", comentó el analista Francisco Barahona.
Según Barahona, un ejemplo de caballerosidad fue cuando Luis Guillermo Solís ofreció disculpas a Johnny Araya por haber dicho, hace una semana, que la Procuraduría General de la República había conminado al liberacionista a moderar el cálculo de los aumentos de su salario mientras fue alcalde en la Municipalidad de San José.
Para el especialista ninguno de los aspirantes ganó el debate; sin embargo, a su criterio, lo que la actividad les permitió fue mantener una postura "muy mesurada" por parte de los postulantes. "Algún mal comportamiento podría ser que el votante cambie de posición", dijo.
Barahona criticó la intervención de los periodistas y dijo que hubiera preferido que no estuviera en manos de estos, sino de un grupo o una organización ciudadana.
En tanto, el analista Claudio Alpízar, consideró que el debate fue un intercambio de papeles entre candidatos y periodistas, en donde los comunicadores interpretaron el rol de adversarios políticos.
Otro de los puntos que criticó Alpízar fue cuando todos los candidatos aceptaron el reto del periodista Jerry Alfaro, quien los hizo firmar un documento donde se comprometieron a congelar y reducir los gastos en consultorías por ¢38.400 millones, así como los de viajes y viáticos por ¢2.086 millones.
"Siento que los candidatos como tales dejaron ofender la investidura del Presidente cuando aceptaron la firma del documento. Lo más deprimente es que ninguno de los cinco supo defender el papel del Presidente", acotó Alpizar.
El experto comentó: "los candidatos desaprovecharon la oportunidad de marcar diferencias entre ellos. El debate no fue confrontativo".
El politólogo César Zúñiga cree que el debate no marcó diferencias: "No hay un ganador porque ninguno logró crear diferencias frente al electorado. Esa estrategia no se vio en el debate".
Para Zúñiga, hay un déficit serio de visión gerencial de parte de los partidos. "Lo que ocupan los costarricenses es un buen gerente y eso no se están evidenciando", consideró Zúñiga.