Cuando Anne Andrew llegó a Costa Rica en 2009, ya había pasado por largas conversaciones y negociaciones con su familia. Su esposo, Joe, y sus dos hijos adolescentes, enfrentaban un cambio dramático si ella aceptaba la solicitud del presidente Barack Obama para ser la primera mujer embajadora de Estados Unidos en este país.
La elección de Obama respondía a dos razones: Andrew trabajó como codirectora en el desarrollo de la plataforma ambiental para la campaña que lo llevaría a convertirse en el primer mandatario afroamericano en la nación más poderosa del mundo.
La otra razón va de la mano con esta: Anne es una abogada ambientalista de renombre y su interés en energías limpias y conservación podría potenciar la relación entre dos países tan diferentes.
Ahora la familia Andrews está a punto de volver a su país y la embajadora agradece que Costa Rica le permitió más tiempo de calidad con sus hijos del que tal vez habría tenido en su ciudad, además de darle la oportunidad de asistir a conciertos relevantes juntos, como el de los Red Hot Chili Peppers.
Además, adquirió nuevos hobbies motivados por sus viajes dentro del país, como el avistamiento de aves o practicar yoga y da por seguro que regresarán en algún diciembre, cuando el frío del invierno en el norte los haga recordar el clima de fin de año en un país tropical.
Anne Andrew compartió con EF sus impresiones a pocos días de dejar el país.
¿Qué le gustó más de Costa Rica cuando llegó? ¿Qué la sorprendió?
Una de las cosas que me sorprendió es que Costa Rica es un país que realmente está trabajando en el empoderamiento de las mujeres. Y no se debe solo a que tiene mujeres fuertes en el gobierno. Es notable el compromiso que he visto a lo largo del país para el empoderamiento de las mujeres, sean trabajadoras en un pequeño negocio o la Presidente de la República.
¿Cómo manejó la familia el cambio de país?
Mi esposo, Joe, es representante global de la firma Dentons, una de las siete más grandes del mundo y viaja muy seguido. Afortunadamente, casi todos los fines de semana logró que sus viajes terminaran en Costa Rica y pasamos esos días juntos.
¿Cómo manejaron temas como la impuntualidad?
En realidad, al tener dos hijos adolescentes, de alguna manera contamos con nuestra versión de la “hora tica” en casa. Y cada vez que llego a una reunión donde los demás participantes no están listos, siempre tengo un libro conmigo y es muy bueno contar con minutos extra para ponerme al día con mis lecturas.
¿Qué fue lo que sus hijos apreciaron más de estos cuatro años en Costa Rica?
Creo que fue conocer el estilo de vida más familiar de los costarricenses, tan cercanos y con diferencias culturales. Esa apreciación por un país distinto en costumbres y valores hace una gran diferencia en la formación de una persona adolescente.
¿Cuál es el siguiente paso para su familia?
En unas semanas regresaremos a Estados Unidos, y mis hijos irán a la Universidad en setiembre. Yo continuaré como consultora en el campo de la energía limpia y también me uniré a la junta directiva de la Universidad Earth cuando deje el Departamento de Estado. Esa será una de las maneras en las que permaneceré conectada con Costa Rica.
¿Cómo va a ser su vida ahora?
Sabe, he conversado con mi esposo sobre mi agenda cuando regrese a Estados Unidos ¡y no creo que vaya a ser menos intensa y complicada de lo que ha sido aquí! Pero sí voy a tomar unos días libres en Colorado.
¿Qué será lo que más extrañará cuando se vaya del país?
Bueno, sin duda extrañaré el clima. Creo que el de Costa Rica es tan perfecto como se pueda encontrar. Y voy a extrañar las aves y la biodiversidad que hace a Costa Rica un lugar tan maravilloso y especial. Pero sobre todo extrañaré a la gente, el equipo maravilloso que tenemos en la embajada, los excelentes socios con los que trabajamos y esa gente que conocí a lo largo del camino, como los niños de la escuela primaria de Bahía Drake en el primer viaje que hicimos allá.
¿Y lo que no extrañará?
El congestionamiento vial, las carreteras con tantos baches y esperar en fila, algunas veces de más, para obtener servicios. Esas son cosas que no extrañaremos.
Cuéntenos más sobre sus viajes, ¿por qué viajaba a lugares como Bahía Drake?
Mi razón para viajar es que si bien San José es la zona más poblada del país, Costa Rica tiene muchos habitantes fuera del área metropolitana. El Gobierno de Estados Unidos está interesado en encontrar maneras para trabajar de la mano con la gente a lo largo del país. Uno de mis compromisos fue visitar todos los Colegios Científicos de Costa Rica y muchos de mis viajes se hicieron para mantener esa promesa.
¿Pudo disfrutar estos viajes fuera de la agenda oficial?
Cuando viajaba a ver escuelas y visitar diferentes áreas como Limón o Puntarenas, fueron viajes oficiales y los disfruté todos, porque en cada uno se aprende algo. Pero durante los fines de semana mi familia y yo también aprovechamos para viajar, fuimos a playas y montañas y así conocimos el país.
Si tuviera que elegir solo uno de estos lugares que conoció, ¿cuál elegiría?
Regresaría a la península de Osa. Es una de los ecosistemas más notables del mundo, y es un lugar que espero que Costa Rica siga protegiendo.
Además de su gusto por las aves, ¿hubo algún otro hobby que pudiera practicar durante su estadía en el país?
Sí, me encanta montar a caballo. Es maravilloso para mí tener la oportunidad de practicar equitación y además Costa Rica tiene una cultura que encuentra tiempo y lugar para los caballos, con actividades como topes y rodeos. Fue muy divertido para mí.
La entrevista concluye y en el aire de la oficina donde se realizó queda flotando un aroma a cuatro años de memorias diplomáticas y de vida.
La entrevistada
Nombre: Anne Slaughter Andrew
Formación: Doctorado en Derecho de la Escuela de Derecho de la Universidad de Indiana.
Estado civil: Casada. Tiene dos hijos adolescentes.
Trayectoria profesional: Tras 25 años ocupando puestos de alto perfil en la empresa privada se convirtió en la primera mujer embajadora de Estados Unidos en Costa Rica.