Los operadores del servicio de agua Acueductos y Alcantarillados (AyA) y la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) no garantizan la continuidad, la confiabilidad y la prestación óptima del servicio en la totalidad de las zonas, pues carecen de proyecciones y registros sistemáticos, además de que se desperdicia gran cantidad de agua, revelaron dos informes de la Contraloría General de la República dados a conocer este lunes 3.
Ambos informes indicaron que los operadores no están garantizando la sostenibilidad en la producción de agua, debido a que la disminución del caudal de las fuentes y el crecimiento en la población atendida se dan en mayor proporción que la producción misma.
Además, la eficiencia en la prestación del servicio se limita por los altos niveles de agua no contabilizada. Por ejemplo, para el periodo 2008-2011, el AyA dejó de percibir ingresos por tarifa de agua potable de ¢181.869 millones , asociado a porcentajes promedio de agua no contabilizada de 48,9% en los sistemas de la Gran Área Metropolitana y 50,6% en los sistemas Periféricos. Por su parte, la ESPH, para el periodo 2005 a 2011 dejó de percibir ingresos por tarifa de agua potable por ¢17.230 millones asociado a porcentajes promedio de agua no contabilizada de 33,8%en el acueducto del cantón Central de Heredia, 71,0% en el de San Isidro y 54,3% en el de San Rafael.
La investigación añadió que tampoco se llevan registros sistemáticos relacionados con la presión del agua en los sistemas de la Gran Área Metropolitana y en los sistemas periféricos.
Al respecto, Andrea Fonseca, vocera de ESPH, informó que los aspectos que señala el informe ya están siendo atendidos con programas y proyectos puntuales.
"La inclusión de tecnología de punta en nuestros procesos y de infraestructura pionera a nivel nacional, así como las inversiones en programas de reforestación y conservación de propiedades estratégicas para el abastecimiento futuro, son parte de nuestras prioridades y de la búsqueda por consolidar la calidad que hoy por hoy se brinda a más de 66.000 clientes", agregó.
El Financiero contactó vía correo electrónica al departamento de prensa del AyA, pero al cierre de esta información no había recibido respuesta.
Faltan análisis
Otra de las deficiencias de ambos operadores es el monitoreo en la calidad del agua.
En el caso de la ESPH, si bien realiza pruebas de calidad microbiológicas y de cloro residual, como lo exige el Reglamento de Calidad de Agua Potable, no se aplican algunas pruebas químicas como cloruro, nitrato, sulfato, aluminio, amonio, fluoruro, residuos de plaguicidas, desinfectantes y sólidos totales disueltos. Los datos resultan relevantes al contrastar su pertinencia con las amenazas de contaminación tanto en las fuentes y tanques como en las líneas de distribución.
Respecto del AyA, la institución también realiza las pruebas que regula el Reglamento de Calidad de Agua Potable, pero no cuentan con la matriz de amenazas formalmente establecida que permita fundamentar la programación de la cantidad y frecuencia de las pruebas por efectuar en los diferentes sistemas. Esta situación puede ocasionar que existan sistemas con riesgos de contaminación y no se estén realizando las pruebas o no se realizan con la frecuencia debida.
La Contraloría solicitó a ambas ajustar el Programa de Mejora y Expansión Continua del Servicio, reformular el Programa de Control y Reducción de Agua no Contabilizada y elaborar el mapa de amenazas con los riesgos de contaminación; además, la institución deberá fortalecer la inversión en mantenimiento y ampliación de capacidad instalada.