Las negociaciones entre Grecia y sus socios de la zona euro terminaron este lunes sin acuerdo y con un ultimátum a Atenas para que pida esta semana una extensión de su programa de rescate financiero.
"Es muy claro que el próximo paso debe venir de las autoridades griegas (...) y dado el calendario, podemos utilizar esta semana, pero es más o menos todo" lo posible, declaró en una conferencia de prensa el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
"No hay una alternativa al pedido de una extensión", agregó por su parte el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
Los ministros de Finanzas se habían reunido este lunes para hallar la forma en que Grecia se financie a corto plazo cuando expire el actual programa a fin de mes.
La zona euro insiste para que Atenas acepte una extensión de su programa de rescate, por el que recibió desde 2010 unos 240.000 millones de euros a cambio de drásticas reformas, algunas de las cuales deben aún completarse, antes de comenzar una discusión sobre la "flexibilidad" que pueda obtener Grecia con las condiciones actuales.
Pero el nuevo gobierno griego quiere poner fin a las políticas de austeridad impuestas por sus acreedores, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Atenas en cambio propone, según una fuente con acceso a las negociaciones, "enmendar el actual programa y un periodo de transición de seis meses", es decir un puente financiero para mantenerse a flote, acompañado por reformas propuestas por el gobierno y no impuestas por sus acreedores, dejando de lado las que son consideradas como más antisociales.
"Pedimos unos meses de estabilidad financiera que nos permitan lanzarnos en las reformas (...), para que podamos volver a crecer y poner fin a nuestra imposibilidad de pagar nuestra deuda", escribió el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, en una columna publicada este lunes por el New York Times.