Atenas.- El primer ministro griego, Alexis Tsipras, mantuvo el miércoles su segunda reunión ministerial en la misma cantidad de días, en momentos en que los datos oficiales confirman que Grecia está nuevamente sumida en una recesión.
Adicionalmente crecen las preocupaciones por el estancamiento en las conversaciones con los acreedores en torno a los préstamos de rescate financiero.
Alexis Tsipras dijo que su gobierno izquierdista ha hecho todo lo que podía hacer para concertar un acuerdo a fin de recibir más préstamos e insistió en que ahora les corresponde responder a los acreedores.
Está en juego una cuota de 7.200 millones de euros ($8.000 millones) de un préstamo de rescate. Si Grecia no lo obtiene podría incurrir en mora en unas pocas semanas, desencadenando una serie de acontecimientos que quizás obliguen al país a abandonar el euro.
El titular de la central sindical del sector privado GSEE, Yiannis Panagopoulos, dijo que la caída del país en la recesión, en el peor momento de las negociaciones de rescate, resalta la necesidad de un pronto acuerdo "para que Grecia pueda continuar con el euro".
Los cálculos oficiales indican que la economía griega se retrajo en 0,2% en el primer trimestre del 2015 en comparación con el trimestre anterior. Después de una contracción del 0,4% en el último trimestre del 2014, el país vuelve a caer oficialmente en una recesión, menos de un año después que se repuso de una recesión severa.
Panagopoulos dijo a The Associated Press que cualquier acuerdo con los acreedores debía salvaguardar "cuestiones sociales fundamentales" que fueron desestimadas por las medidas de austeridad anteriores que incluyeron reducción de ingresos, aumentos de impuestos, eliminación de protecciones laborales y aumento de la edad de retiro.
Agregó que un acuerdo con los acreedores debía respetar las promesas del gobierno de restablecer los derechos laborales y resistir nuevos cortes en las pensiones, aunque admitió que no es optimista.
"Nuestros acreedores han endurecido sus posiciones", afirmó. Pero aclaró que un acuerdo sería mejor que nada. "De otro modo ya no estaríamos hablando de recesión sino de un desplome total que tendría repercusiones aterradoras en toda la sociedad griega", advirtió.