Si la sequía y el impacto de la roya en Brasil golpean la producción de café en ese país con una caída de hasta 15 millones de sacos, el precio internacional del grano se mantendría alrededor de los $170 por quintal hasta el final del año.
La cotización le daría un respiro a los caficultores nacionales afectados todavía por un 2013 de roya y precios a la baja.
Brasil, el mayor productor mundial, tenía proyectado cosechar este año 60 millones de sacos del grano. La previsión podría quedarse corta si la cosecha real se reduce a entre 40 y 42 millones de sacos por la crisis.
La escasez subiría aún más el precio del quintal (46 kilos del grano) por el juego de la oferta y la demanda, y los caficultores costarricenses aprovecharán para cobrar más para reinvertir y aumentar la productividad.
Esto lo lograrían además porque para la próxima cosecha de setiembre del 2014 a marzo del 2015, los productores nacionales prevén un crecimiento del 7%, en relación con la cosecha del año pasado.
En total se esperan cosechar 2 millones de fanegas, mientras que en el 2013 la producción fue de 1,9 millones de fanegas.
“Me siento tranquilo en cuanto a precios para esta cosecha, solo hay que tener el cuidado de atender la roya. Somos vulnerables si no se controla”, dijo Rónald Peters, director ejecutivo del Instituto del Café (Icafé).
La roya afectó al 67% del total de 93.000 hectáreas que se siembran de café en el territorio nacional, en la cosecha 2012-2013. Esto significa 63.441 hectáreas.
Después de año y medio, la semana pasada las autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) comenzaron a repartir los créditos que pertenecen al fideicomiso cafetalero de ¢20.000 millones para atender los efectos de la enfermedad.
El dinero es para ayudar a los agricultores en la renovación de cafetales, siembra de nuevas variedades del grano y la readecuación de deudas con los bancos.
Precio inestable
Durante los primeros seis meses de este año, el precio internacional del café ha oscilado entre $110 y $200 por quintal.
Entre el 27 de enero y el 11 de marzo, la cotización del quintal en la Bolsa Mercantil de Nueva York, pasó de $114,95 a $205,35, para un incremento del 78,6%.
El aumento alivió a los productores locales que apenas salían de los ataques del hongo de la roya.
Sin embargo, la escalada fue seguida por la volatilidad.
El precio bajó hasta $172,10 el 21 de marzo, para volver a subir a un máximo de $213,62 el 24 de abril, según datos del Icafé .
El 20 de junio pasado el precio era de $174,38.
“Es muy difícil hacer una proyección de en cuánto podrá estar exactamente a finales de año porque estamos en un impasse respecto a lo que pasa en Brasil y su sequía”, dijo Ricardo Seevers, gerente de calidad del Grupo Volcafé de Costa Rica.
Marco Araya, jefe de la unidad de estudios económicos y de mercado del Icafé, tampoco se atreve a hacer una proyección.
El especialista prefiere que el precio se mantenga y que no llegue a $200 el quintal o más. Por encima de esa cotización los productores en el mundo tendrán mayores utilidades, aumentan las áreas de siembra, la producción y se genera una sobreoferta.
“Con el precio actual que ronda los $170 mantiene la venta porque el consumo para este año se pronostica igual a la producción mundial”, explica Araya.
El mundo consumió 145,8 millones de sacos de café durante el 2013, un crecimiento del 2,7% con respecto al 2012.
El reto: recuperar producción
La tempestad que produjo la enfermedad de la roya desanimó a los caficultores, pero actualmente están trabajando los cafetales para mantenerse y recuperarse con el fideicomiso del Gobierno.
Según Seevers, el país debería plantearse como reto recuperar el primer lugar en productividad por hectárea del mundo.
Costa Rica llegó a producir 28 fanegas por hectárea, luego se cayó a 22 y ahora se está cerca de 24.
La reducción se produjo por la caída de los precios del café en años anteriores, pero también, dice Seevers, por la falta de atención al productor de parte de los diferentes gobiernos.
En 1985 se producían en total 3.800.000 fanegas y el año pasado fueron 1.940.000, casi dos millones de fanegas menos.
“La ayuda financiera y técnica es muy importante para los caficultores para que no decidan sembrar otros productos. Ese fideicomiso era importantísimo”, añade Seevers.
Los créditos y el apoyo van de la mano con el relevo generacional en las familias caficultoras.
Por eso se ha planteado que el país tenga agricultores profesionales, es decir que complementen su trabajo con una profesión para que produzcan con innovación y competitividad.