Casi cinco años después de que se anunció con bombos y platillos el paquete de medidas para crear una maquinaria robusta de producción y venta de biocombustibles, el Gobierno está listo para admitir que el plan no carburó.
“El programa original no sirvió, no existió oferta local suficiente y en el mundo la demanda disparada de azúcar y aceite de palma encarecieron los precios”, reconoció René Castro, ministro de Ambiente y Energía.
El Gobierno desistió del programa de biocombustibles como fue planteado en febrero de 2008, pero no ha renunciado a incluir en la matriz energética de combustibles de fuentes renovables.
La tarea ahora se centra en replantear los esfuerzos para que las mezclas de gasolina y etanol y el uso de biodiesel se popularicen y lleguen efectivamente a los tanques de la flotilla nacional.
Los estudios van en dos direcciones: la posibilidad de asegurar a los productores una demanda constante; y otorgar facilidades de financiamiento a quienes cultiven materia prima no comestible para el biodiesel .
“Estudiamos si es posible utilizar mecanismos financieros internacionales relacionados con la fijación de carbono, como los del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal para estimular la siembra de jatropha y coyol”, especificó Castro.
Las acciones en el campo del etanol podrían incluir la realización de licitaciones internacionales, puesto que los procesos locales fueron declarados desiertos.
“No podemos desechar el etanol. Los biocombustibles llegaron para quedarse, eso sería ir en contra del camino que han elegido los países del mundo desarrollado”, dijo el ministro, quien estimó que los primeros resultados de los estudios y análisis estarán disponibles en octubre.
Por el momento se estima que existe tierra disponible para dededicarla a estos cultivos.
Serían necesarias cerca de 45.000 hectáreas, y el Ministerio de Agricultura calcula que el área que hoy se subutiliza en cultivos de menor valor agregado o en ganadería extensiva es mayor.
Sin oferta
Estas dos acciones, que están en etapa temprana de estudio, tienen el objetivo deestimular la anémica oferta local.
El programa original pretendía que decenas de campesinos sembraran 10.000 hectáreas de caña de azúcar y otras 10.000 de palma destinadas a satisfacer la demanda local, pero la realidad es que la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) no encuentra un proveedor local de etanol para su plan piloto, restringido durante seis años a Guanacaste.
En el 2011, la Refinadora realizó dos procesos de licitación fallidos.
Los precios que ofreció no fueron atractivos para las empresas locales, que producen entre 30 y 34 millones de litros de alcohol, según datos de la Liga Agrícola Industrial de la Caña (Laica).
Actualmente, Estados Unidos y la Unión Europea son los principales destinos de la producción de alcohol costarricenses, en manos principalmente de Central Azucarera Tempisque y el Ingenio Taboga.
Es de esperar que el atractivo para exportar crezca con la eliminación de aranceles pactado en el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.
“Es un tema de oferta y demanda, en el tanto en que venderle a Recope sea competitivo con los precios internacionales, la producción nacional puede ser vendida a esta institución”, comentó Édgar Herrera Echandi, director ejecutivo de Laica.
Aceite cotizado
Por su parte, los productores de palma prefieren aprovechar la época de altos precios internacionales en lugar de producir biodiesel para el mercado interno. Los otros cultivos como jatropha y coyol no han logrado el volumen de producción necesario.
“Lo ideal es contar con producción de aceites vegetales no comestibles y de sebo”, opinó Julio Mata, del Laboratorio de Biomasas de la Universidad de Costa Rica.
La apuesta de Castro se centra en la jatropha , pero hasta el momento los resultados distan de lo esperado. “Los niveles de producción rondan las 1,8 toneladas de semilla por hectárea por año y se requieren al menos 2,5 toneladas para ser rentables”, explicó Alonso Acuña, gerente del Programa Nacional de Biocombustibles en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Pese a estas dificultades, el Gobierno insistirá en los biocombustibles y tratará de que carburen en este segundo intento. La meta es clara, el problema es que la ruta sigue nublada.
No va más
El Programa Nacional de Biocombustibles, nacido en el 2008 de la angustia ante la escalada de precios del petróleo, pretendía matar varios pájaros de una sola pedrada:
Menores emisiones de gases de efecto invernadero: Reducción de emisiones de 753.000 toneladas de dióxido de carbono por sustitución de diesel y gasolina.
Reducción de la factura petrolera: Sustituir el 10% de las gasolinas y el 15% del diesel representaba un ahorro del 14% en la factura petrolera cuando se diseñó el plan.
Reactivación del agro: Se planeaba desarrollar unas 65.000 hectáreas dedicadas a cultivos agrícolas no pecuarios en zonas de bajo índice de desarrollo económico.
Fuente Minaet.