Dos biodigestores de la planta de tratamiento de aguas residuales Los Tajos, de Acueductos y Alcantarillados (AyA), producirán el gas metano suficiente para autoabastecer de electricidad a todo el proyecto en el 2022.
La planta, ubicada en La Uruca, tratará las aguas que vienen de las casas de un millón de habitantes del Gran Área Metropolitana, una vez finalizado el proyecto, en más o menos una década.
En los primeros años, los biodigestores reducirán la factura eléctrica de la operación de manera gradual hasta alcanzar la producción de 100 kilovatios hora al día, consumo semejante al que necesitarían 350 hogares diariamente, comentó Rafael Barboza, director Ambiental del proyecto de Mejoramiento Ambiental del AyA.
"Este es el primer sistema semejante en Centroamérica", agregó.
La planta se inauguró este jueves con capacidad para atender las aguas desechadas por 132.000 habitantes a través del colector del río María Aguilar. A finales de setiembre, el proyecto recibirá también la materia del río Torres, que implica el tratamiento de aguas desechadas por otras 60.000 personas.
Las aguas residuales son transportadas por el sistema de alcantarillados y túneles del Gran Área Metropolitana hasta llegar a la planta de tratamiento. En este momento, esas aguas solo se vierten en los ríos, sin ningún tipo de saneamiento. De hecho, este es uno de los indicadores por los cuales Costa Rica descendió casi 50 posiciones en el Índice de Desempeño Ambiental.
Ahora, cuando esas aguas llegan a la planta, se separan en grasas, aguas tratadas y los lodos, que son la materia prima de los biodigestores.
Con la nueva infraestructura, Costa Rica pasaría de tratar el 4,2% de sus aguas al 7,13%, explicó el gerente del proyecto, German Mora.
"Le estamos quitando 2,7 toneladas de materia orgánica por día y 4,4 toneladas de sólidos suspendidos", agregó Barboza.