El cantón cartaginés de Alvarado aventaja a los restantes 80 municipios del país en la equidad de los ingresos que reportan sus habitantes, según una investigación realizada por Floribel Méndez, gerenta del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC).
El coeficiente de Gini del municipio agrícola es de 0,432; menor que el 0,515 calculado para todo Costa Rica en el 2011 por el programa Estado de la Nación.
El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad entre 0 y uno. El 0 se corresponde con la perfecta igualdad y el uno marca la perfecta desigualdad. En tanto más se acerca a uno, más desigual es la distribución del ingreso.
El josefino Montes de Oca (0,436) y Jiménez de Cartago (0,441) completan la triada de los cantones más equitativos.
En el otro extremo, Talamanca con 0,522 es el municipio más desigual, seguido de los Los Chiles (0,511) y Upala (0,499), ambos en Alajuela.
Los mejores 10
El grupo de los diez cantones con mayor igualdad, según el coeficiente de Gini, es heterogéneo, e incluye a cinco municipios metropolitanos e igual cantidad de localidades rurales.
Es el caso de Alvarado, un cantón cuya actividad económica ha estado tradicionalmente ligada al cultivo de la papa, y que ahora empieza a experimentar la transición a otras actividades.
“En los últimos 10 años hemos vivido malos precios de la papa. Los precios tan bajos de la agricultura y los altos precios de los insumos, han hecho que los hijos de los agricultores no sigan la tradición, sino que buscan oportunidades en La Lima de Cartago o en la zona franca de Turrialba”, dijo el alcalde Felipe Martínez.
Poco podría asemejar a Alvarado con el hiperurbano cantón de Montes de Oca, el segundo del listado.
Sin embargo, ambos han contado con una actividad que centra el quehacer de los habitantes. En el caso de Alvarado, fue la producción agrícola; mientras que en Montes de Oca, es la actividad académica.
La Universidad de Costa Rica, la más grande del país, la Universidad Estatal a Distancia, y centros de educación superior privada como la Universidad Latina cuentan con campus en el territorio de este cantón.
Aunque una buena posición en cuanto a equidad de ingresos no necesariamente significa que exista poca pobreza, explicó Méndez en su presentación, en el caso de Montes hay una conjugación de indicadores. El cantón tiene solo un 4,45% de incidencia de hogares con alguna carencia en la satisfacción de sus necesidades básicas, la mejor del país.
Tibás es otro de los cantones en los que coincide un bajo coeficiente de Gini (0,452) con igualmente baja incidencia de hogares con necesidades básicas insatisfechas (9,32%).
Coleros
La ruralidad, en cambio, sí predomina en el grupo de los cantones con mayores desigualdades en el ingreso de sus habitantes. De los diez municipios, ocho están ubicados fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Los cuatro cantones más desiguales no solo son rurales, sino que forman parte de las zonas fronterizas del país. Upala, Los Chiles y La Cruz en el norte y Talamanca en el sur, conforman esos bloques fronterizos de desigualdad.
Aquí la conjunción de desigualdad y pobreza se presenta con claridad. Los Chiles registra un coeficiente de Gini de 0,499 y un 47,51% de los hogares del cantón presentan problemas para satisfacer alguna de sus necesidades básicas.
La cifra de hogares con carencias desciende levemente en el caso de Upala hasta el 45,08%, y en La Cruz la cifra es de 46,40%.
Guanacaste es la provincia con mayor cantidad de cantones en el lista de los más desiguales, con tres municipios. Mientras que Limón, San José y Alajuela se anotaron dos cada una.
Escazú y Mora son los dos cantones más desiguales entre los afincados en el área urbana.
Ambos municipios han experimentado un fuerte desarrollo inmobiliario, con muchos proyectos dirigidos a los segmentos más altos del mercado. Esta nueva población se mezcla con los pobladores más tradicionales y quienes se han afincado en los terrenos más rurales.
Estos ejemplos reflejan la realidad a nivel nacional.
Costa Rica navega contra la corriente regional en materia de desigualdad. Mientras la cancha del ingreso tendió a nivelarse en la mayoría de las naciones latinoamericana entre 2000 y 2010; en el país, la brecha que separa a ricos de pobres se profundizó.
El crecimiento de la desigualdad en 2011 se dió pese que un buen desempeño económico provocó un crecimiento en los ingresos promedio de la población, según el Estado de la Nación.
Más ingresos, pero más desigualdad. Una corriente peligrosa para dejarse llevar.