Aumentar su producción apoyándose en la tecnología es el reto que tienen los productores agrarios y pecuarios ante el eventual desarrollo de parques agroindustriales en zonas de menor desarrollo del país.
La apertura de estos parques ayudaría a generar fuentes de empleo y riqueza en zonas rurales deprimidas en la periferia del territorio nacional, aseguraron expertos en el reciente Congreso de Zonas Francas realizado en San José.
Lo mismo han sugerido organismos de desarrollo como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La promesa es atractiva, sin embargo el terreno requiere de preparación para la llegada de grandes empresas agroindustriales que se encadenen con los pequeños productores locales.
Los reclamos de los productores sobre las dificultades para acceder al financiamiento se mantienen, mientras la reforma a la Banca de Desarrollo está a la espera de la luz verde de la Sala IV.
La producción de materia prima es insuficiente, y los agricultores sufren la pobre infraestructura vial.
Los esfuerzos de transferencia tecnológica parecen haberse quedado cortos para estimular la producción de un pequeño productor, todavía ayuno de capacitación efectiva en las mejores prácticas.
“El productor pequeño tiene subutilizada la finca. Con el apoyo tecnológico, incluso aprenden a combinar cultivos, utilizar mejores semillas, fertilizantes y nuevas prácticas de manejo acordes con las necesidades internacionales”, dijo el presidente de la Cámara de la Industria Alimentaria (Cacia), José Manuel Hernando.
Este conjunto de desafíos esperan respuesta institucional del Gobierno, que ha señalado al agro como una de sus prioridades.
Asesoría permanente
Aunado a la tecnología, el sector productivo requiere también de asesoría en mejores prácticas, innovación y, sobre todo, mayor acceso al crédito, que es un tema recurrente de discusión.
“La Banca de Desarrollo no satisface las necesidades de crédito de los agricultores y ese es un tema que queremos resolver en este gobierno”, dijo el viceministro de Agricultura y Ganadería (MAG), José Joaquín Salazar.
Los diputados actuales aprobaron una reforma a la Ley de Banca para el Desarrollo que procura agilizar la ejecución de los recursos. El texto está en consulta ante la Sala Constitucional.
Si el órgano no encuentra ningún roce con la Constitución, se podrá votar en segundo debate.
El apoyo al sector agrícola también tiene que ver con otros estímulos a cargo del Gobierno, los cuales siempre han estado sobre la mesa cuando de necesidades urgentes se habla.
Se trata de mejores caminos para sacar los productos de las fincas hasta los centros de procesamiento, reducción de tarifas eléctricas y combustible, mayor acceso al agua, y eliminación de trámites que retrasan los procesos.
“Por generación espontánea, esto no se logra. Tiene que haber un trabajo conjunto de todos los sectores”, añadió Hernando.
Transformación de productos
Solucionar algunos de estos elementos parece indispensable para poder agregar valor a los insumos primarios, el principal beneficio de encadenar a los productores nacionales con las empresas procesadoras y exportadoras.
Jaime Granados, especialista sénior en inversión y comercio del BID, dijo que los encadenamientos agrícolas lograrán que el producto sea procesado y beneficiado, tanto para consumo interno como para exportación.
Esa transformación de la materia prima nacional incluye los procesos de selección de calidad, clasificación, embalaje-empaque y almacenamiento de la producción agrícola.
Sin embargo, según el viceministro del MAG, también es preciso que las empresas que compran el producto a los nacionales tengan los mercados asegurados en el exterior y se generen relaciones contractuales con los productores a largo plazo.
“Se han incentivado producciones sin mercado y los productores locales quedan endeudados porque invierten y después se quedan con todo. Lo importante es tener un compromiso de compra y con precios rentables para los agricultores”, dijo el jerarca.
El expresidente de la Cámara de Agricultura Álvaro Sáenz insistió en que hay que reducir el margen de intermediación para que el comprador le pague mejor al productor y así hacer más eficiente la cadena.
“Debe mejorarse la comercialización para que el margen de intermediación en el mercado interno sea más bajo, para que el consumidor y productor reciban un buen precio”, añadió.
Sáenz plantea además que para la creación de estos parques industriales el Gobierno debe generar un plan de exoneración a las fincas que abastezcan a las zonas francas de forma que la inversión nacional no pague impuestos.
Arturo Condo, rector del Incae recomienda al país que defina el modelo de las empresas que se quieren traer en las zonas francas agroindustriales y si el empleo que se busca es para hoy o si es para que se quede mañana.
“En los parques para zonas de menor desarrollo no hay recetas, pero tiene que participar gobierno, sector privado y sociedad civil para ir analizando las oportunidades del país. La participación debe ser de todos”, dijo Condo.
Los agricultores del país están a la espera de que el presidente Luis Guillermo Solís cumpla con una de las principales promesas de su campaña y de su gobierno desde el 8 de mayo: Volver los ojos al sector agrícola para reactivar la producción.
Zonas francas
Propuesta: Desarrollar parques agroindustriales en zonas de menor desarrollo en las áreas del sur, norte y costas del país.
Objetivo: Involucrar a las pequeñas y medianas empresas del sector agrícola en las cadenas globales de valor, aportar al desarrollo económico de las regiones y generar empleo.
Fuente Archivo.