Las carreras de ciencias de la salud han ganando terreno en la cartera de financiamiento que la Comisión Nacional de Préstamos para la Educación (Conape) pone a disposición de los estudiantes universitarios.
Estas carreras acumularon el 40% de los créditos otorgados por Conape entre 2011 y el 2014, según datos de la entidad. Le siguen el financiamiento de estudios en educación comercial y administración y derecho.
En el otro lado de la acera, los créditos otorgados para estudiar ciencias de la educación o ciencias sociales decrecieron en el período de 1997 hasta el 2014, según el quinto informe del Estado de la Educación.
“Las carreras como medicina, son carreras un poco más caras, y la gente busca apoyo a través de Conape para poder pagar sus costos, más todos los materiales que utilicen”, dijo Jeffry Jones, gerente general de la Universidad Hispanoamericana.
Mientras que en el 2011 se giraron 1.853 préstamos para estudiar alguna carrera de ciencias de la salud, en 2014 ya ese número alcanzaba las 2.347 colocaciones.
Enfermería sobresale como la especialización que más crece dentro de esa rama, e incluye el 46% de los beneficiarios.
En cambio, ciencias sociales es el área que más adeptos ha perdido. Desde el 2012, la cantidad de préstamos otorgados en esa área cayó en cerca de 200.
En general, hoy la mayoría de los beneficiarios de Conape son jóvenes, mujeres, que viven en Cartago y San José, y que estudian en universidades privadas.
El presupuesto de la institución para el 2015 es de ¢26.525 millones, del cual un 83,8% es para la atención de créditos.
Conape ha recibido cuestionamientos recientes debido al manejo de sus bases de datos, morosidad y el tipo de estudiantes que financia, señalamientos que son refutados por la entidad.
¿Quiénes son?
Las características que identifican la población que obtiene un crédito con Conape son distintas.
Al día de hoy, son los jóvenes menores de 20 años los que buscan más financiamiento, lo que indica que Conape vive un rejuvenecimiento de su cartera.
El grupo de 27 años y más pasó de casi representar un 28% del total de los beneficiarios en el 2000, a un 20% y 23% en los años venideros.
Por otra parte, las mujeres se acercan más a solicitar un crédito para educación, un 66% de los fondos, en promedio, se otorgaron a este grupo.
“Por quintil de ingreso per cápita, también se está llegando a grupos de mayor necesidad. Esa es una de las finalidades de la institución y se está cumpliendo”, comentó Adrián Blanco, secretario ejecutivo de Conape.
Ahora, si se analiza la penetración por provincia, la entidad brinda más préstamos a beneficiarios residentes en las provincias de Cartago y San José, y menos de Limón y Alajuela.
La concentración de población y universidades en la Gran Área Metropolitana incide en tal comportamiento.
Por último, solo un 2,1% de los préstamos y un 4,8% de los fondos se utiliza para estudios en el exterior, mayoritariamente de posgrado.
¿Dónde estudian?
Desde el punto de vista del sector financiado, el 83,2% de los beneficiarios solicitaron el préstamo para estudiar en universidades privadas y solamente un 13,9% en las públicas.
En este último caso, el otorgamiento de préstamos llega para atender más un tema de alimentación, transporte y hospedaje que el costo de la carrera
“Las universidades públicas, por un tema de financiamiento, cuentan con mejores programas de becas. A eso se le suma horarios incompatibles con trabajo y la falta de oferta de algunas carreras”, comentó Blanco.
En el ámbito privado, la Universidad Latina es la entidad que más estudiantes acoge provenientes de Conape. Ciencias de la salud e ingeniería y arquitectura son la opciones de matrícula elegidas por esta población.
“Tenemos una fuerte presencia en el territorio nacional. Un 36% de los beneficiados con Conape y que estudian en la universidad lo hacen en sedes regionales”, dijo Clotilde Fonseca, rectora de la Universidad Latina.
La universidad Hispanoamericana y la Santa Lucía, siguen en la lista.
Por mejorar
A pesar del aporte de recursos que se movilizan a través de Conape, el sistema no escapa de las críticas.
Un informe de auditoría por parte de la Contraloría General de la República en 2013 señaló desde errores en las bases de datos utilizadas por la entidad, altos niveles de morosidad, hasta la no consideración de las necesidades del país en destrezas, enfoques académicos y formación técnica y profesional.
La entidad asegura que acató las observaciones del órgano contralor, implementado en primera instancia cobros automatizados.
Sin embargo, el último punto sigue siendo tema de discusión.
Blanco fue enfático en que la entidad no puede discriminar por área de estudio, y señaló la carencia de un norte claro en el profesional que el país requiere.