La renovación de lazos diplomáticos entre Estados Unidos y Cuba abre un amplio rango de posibilidades de cooperación que bañan, desde ya, las arenas de la economía del país caribeño.
Si bien será el Congreso norteamericano el que decida si se elimina el embargo, los analistas proyectan una aceleración en la economía de la isla, que se dará de manera paulatina y de acuerdo con las decisiones que adopte el Gobierno cubano.
Con los cambios en la política de Washington, los cubanos que residen en el extranjero tendrán una mayor facilidad para enviar remesas y los estadounidenses tendrán más oportunidades y facilidades para visitar Cuba.
Los primeros efectos se esperan en la agricultura, las telecomunicaciones y la banca. El acceso de Cuba a más divisas internacionales corta de manera transversal todas esas áreas.
La reanudación de relaciones con Washington afecta a toda América Latina. Países como Costa Rica ganarán confianza en sus transacciones con la isla.
Siempre existieron obstáculos en el comercio entre Costa Rica y Cuba, opinó Carlos Palma, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Costa Rica (UCR). “Las transacciones financieras eran fuertemente fiscalizadas por los bancos de Estados Unidos”, apuntó.
Para el ministro de Comercio Exterior (Comex), los nuevos intercambios son inciertos.
“Sabemos que hay oportunidades pero hay resistencia de empresarios por el riesgo en los pagos”, dijo Alexander Mora, jerarca de Comex.
La mina de oro
En la economía cubana, tal vez el efecto más rápido se sentirá en los servicios turísticos.
Según datos de la Organización Nacional de Estadísticas de Cuba, este es el tercer sector que más ganancias le reporta al país, con unos $2.500 millones por año.
A pesar de las restricciones, más de 90.000 estadounidenses visitan Cuba. Las 12 categorías de viajeros autorizadas por Barack Obama, presidente de Estados Unidos, la posibilidad de pagar con tarjetas de crédito y de importar hasta $400 en mercancías aumentan el atractivo de la isla.
Estos anuncios de Washington y La Habana alegraron a los países latinoamericanos, pero no necesariamente a sus industrias.
Conglomerados turísticos de Costa Rica y México han alertado de un peligro para sus ingresos, dados los bajos costos que ofrecen las industrias cubanas.
“Hay que hacer una estrategia de contingencia para atacarlo y medir el impacto”, alertó Pablo Abarca, presidente de la Cámara Nacional de Turismo.
Calidad de vida creciente
Las fotografías de La Habana remiten con frecuencia a la pobreza de su gente.
Un impacto económico inmediato de las decisiones de ambos países se sentirá en la cantidad de remesas que podrán enviar los cubanos residentes en EE. UU., $2.000 máximo por trimestre.
La llegada de empresas de telecomunicaciones a la isla es otra de las promesas, pero para eso habrá que esperar el levantamiento del embargo.
Lo que sí puede iniciar pronto es la exportación desde Estados Unidos de aparatos electrónicos para el consumidor y equipo de telecomunicaciones, entre otros.
El aislamiento en que vivió el país caribeño durante 50 años le ha significado un retraso en tecnologías, pero los ha obligado a innovar, aclaró Palma.
Cuba también podrá comprar equipo estaounidense para la agricultura. Esta es una de sus principales actividades productivas, pero requiere inversión, indica Hernán Varela, jefe de Estrategia de Aldesa.
La tierra de Cuba es fértil, dijo Palma, quien dirigió misiones comerciales a la isla a principios del milenio. “Funcionará, incluso, como un granero internacional”.
Para Estados Unidos la cercanía entre ambos países es uno de los grandes atractivos para hacer negocios, pero también encontrará retos por vencer.
“Existe un aparato gubernamental que generará atrasos a la inversión nueva. Será un proceso que tomará tiempo”, aseguró Varela.
¿Qué sigue?
La papa caliente está en las manos de Raúl Castro, cuyo discurso estuvo más enfocado en sostener las diferencias entre ambos países que en proyectar las alianzas.
“Lo que Cuba vaya a hacer es un misterio”, dijo Peter Hakim, del centro Inter-American Dialogue, con sede en Washington.
Se refiere a otros problemas que ocupan a Castro como la disminución en los recursos energéticos provistos por Venezuela.
Coincide con él el economista Alberto Trejos. “La decisión de tener una economía planficada es de Cuba. Hoy es cerrada. La inversión extranjera y el comercio son casi imposibles”.
Tampoco todo está resuelto en Estados Unidos. Solo el Congreso pude levantar el embargo.
Hakim estima que el parlamento, sin embargo, no será un obstáculo. “La mayoría del pueblo americano está a favor”, dijo.
Otros analistas son más cautos con lo que pueda suceder entre demócratas y republicanos.
“Pero aunque falte mucho, nos podemos imaginar un camino constructivo que ayer ni siquiera pensábamos”, apuntó Trejos.