En lo que va del año, las empresas costarricenses cerraron el flujo de sus inversiones en el exterior.
Para el primer semestre del 2014, Costa Rica registró un monto por concepto de inversión en el exterior que asciende a los $3 millones, una cifra 96% por debajo del total reportado en el mismo periodo del 2014 ($92 millones), de acuerdo con datos dados a conocer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El desplome no es atípico pues la volatilidad tiende a ser la norma en el monto que las empresas nacionales destinan a expansiones foráneas.
Para el caso específico del 2014, la caída en la salida de inversiones se explica por factores externos, como una coyuntura económica compleja a nivel de la región, y culturales, como la inclinación a reaccionar solo ante oportunidades.
La cifra de este primer semestre deja entrever que, de mantenerse intacta al cierre del presente año, se estarían registrando montos de inversión muy por debajo de lo reportado por el país incluso en los años de la crisis económica (2008-2009).
En cambio, durante el 2013, el país tuvo una salida de $290 millones por parte de compañía ticas que hicieron movimientos fuera de las fronteras.
Esta es una cifra menor que la de 2012, pero mayor que las de años anteriores. .
¿A qué se atribuye ese vaivén?
Para el economista Luis Mesalles, esa irregularidad en los números solo responde a la tendencia de las empresas nacionales de encerrarse en satisfacer una demanda meramente local.
En un sector como la banca, el especialista deja ver como en el mercado las entidades locales se codean con compañías financieras internacionales o regionales.
Sin embargo, los nombres de bancos costarricenses no llegan a asomarse en otras latitudes.
“Hemos sido muy tímidos. Es claro que estas cifras son pequeñas por sí solas y evidencian que las empresas ticas no se han atrevido a salir al mundo a producir”, comentó Mesalles.
Los datos ponen sobre la mesa, además, la creencia de que al ser Costa Rica un mercado pequeño, genera márgenes gananciales que no le permiten al empresario tener niveles de utilidad suficientemente robustos como para financiar una expansión internacional.
Sin embargo, esa es una teoría que se cae cuando firmas como Grupo Britt anuncian inversiones de hasta $15 millones para los próximos 15 meses.
La apertura de una tienda para diciembre próximo en el aeropuerto de Río de Janeiro, Brasil, es la continuación de un plan de inversión premeditado por la empresa que opera 100 tiendas en varios países de América Latina y el Caribe.
En esta nueva ola de expansión en el exterior la compañía abrirá un total de 12 puntos de venta en aeropuertos de América del Sur.
La estrategia entonces sí desempeña un papel clave.
Pablo Vargas, CEO de Britt, lo afirma, y enfatiza que para tener éxito en el exterior debe existir la idea clara de hacia dónde se va y no ver las exportaciones como el fin último.
“Exportar es solo el primer paso en la cadena de valor. No deberíamos quedarnos solo ahí, hay que exigirse más”, manifestó el gerente.
Pese a la planificación, es claro que un flujo constante de inversiones puede verse también interrumpido por situaciones imprevistas y propias de los giros de negocios de cada firma.
Tales situaciones, pueden crear una pausa en las inversiones y hacer que los números reflejados por entidades como Cepal, se vean afectados.
Vargas explicó que en el caso de Britt, puede que pase un año sin moverse la tabla de los números en el exterior.
La pausa se debería a negociaciones que demoran hasta un año en concretarse.
Esto quiere decir que el dinero puede estar, pero es frenado por trámites burocráticos de los que no solamente aquejan a Costa Rica.
Sujeto a oportunidades
En 2012, Costa Rica dio un salto en las estadísticas de inversión en el exterior, pues logró una cifra cercana a los $426 millones.
La compañía Florida Ice & Farm (Fifco) jugó el mayor de los papeles y posicionó al país como un referente en el tema durante ese año en el plano regional.
La compra de la cervecería North American Breweries (NAB), de Estados Unidos, por parte de Fifco, sumó una operación de $388 millones al balance nacional.
Esta transacción representó el 91% del total invertido en el exterior ese año.
Luego de una erogación de gran escala, en los años posteriores, los aportes de Fifco se vieron disminuidos.
Gisela Sánchez, directora de relaciones corporativas de la cervecería local, calificó esos altibajos como normales, pues después de una inversión como la realizada en Estados Unidos, viene un período de absorción y consolidación del nuevo negocio.
“Hay que entender que este tipo de inversiones están muy sujetas a las oportunidades que se presentan en el mercado. En este momento no hay ningún proyecto en concreto, pero siempre estamos atentos de identificar oportunidades que nos pudiesen generar crecimiento a futuro”, dijo Sánchez.
Junto a estos factores, la inversión local en el exterior podría resentirse ante una coyuntura económica compleja para la región de América Latina y para Costa Rica.
Las tasas de crecimiento lejanas a las del pasado, aunque en algunos casos muestran signos de recuperación, ayudan a entender la dificultad de los empresarios por conquistar nuevos mercados a través de la apertura de plantas de producción, por ejemplo.
América Latina crecerá un 1,3% según las previsiones del Fondo Monetario Internacional.
Mesalles aseveró que puede que exista la tendencia, no así la regla, de que salir de un país pequeño, con situaciones económicas más complejas, haga la tarea más difícil.
Pero a su criterio, y en el que coinciden los demás empresarios, es el tema cultural el factor más determinante.
“Sí apostarle a lo esporádico se remplazara por estrategia, podríamos ver números cada vez más consistentes”, afirmó.