Con ojos de investigador, de académico y de director del Estado de la Nación, Jorge Vargas Cullel ve el país como una democracia que alcanzó la madurez, pero que no tiene rumbo.
En medio de ese panorama, dibuja un sistema de partidos desgastado, ausencia de liderazgo y una disgregación que complica la toma de decisiones.
Ataca herencias del bipartidismo, pero reconoce que el multipartidismo no las solventó.
Vargas Cullel cree que todo esto se puede revertir, pero dependerá de la participación de la sociedad civil.
¿Hay falta de liderazgo?
Sí, claro. Las organizaciones partidarias se han debilitado mucho, han sufrido una fuerte erosión. Son organizaciones sin membresías definidas, no reclutan líderes. No tienen vínculos con organizaciones de la sociedad civil y son partidos que en periodo no electoral desaparecen.
“Un partido que es solo maquinaria electoral va a privilegiar un tipo de líderes que son los territoriales, expertos en acarrear votos, no interesa la ideología”.
¿Esa falta de liderazgo genera descontento e imposibilidad de buscar consenso?
Lo que genera es desconcierto, si el desconcierto genera descontento, puede ocurrir. El descontento tiene que ver con la falta de eficacia de la gerencia pública y uno de los temas más complejos es haber hecho caso a aquello de que el Estado era un problema.
“Ahora nos damos cuenta de que haber permitido que el Estado se deteriorara provoca que lloremos todos, porque no tenemos la gerencia pública capaz de encauzar proyectos importantes”.
Hay polarización a pesar de que el país votó por el TLC y se marcó supuestamente una ruta. ¿Quiere decir que no hay ruta?
Según la política comparada no hay polarización. Lo hubo con el TLC, pero se volvió a diluir. Cuestiono esa idea de la polarización. Yo hablo más bien de disgregación completa.
“El sistema de partidos políticos tiene un abanico de anémicos compitiendo entre sí, sin claridad de propuestas ideológicas.
“El partido más grande convoca al 25% del electorado. Hace 20 años entre PUSC y PLN sumaban el 93% de las simpatías”.
“No hay polarización, pero en la sociedad civil hay un episodio de alto conflicto social. Ahora protesta todo el mundo, pero no hay líderes que encabecen esas protestas”.
¿El multipartidismo le ha hecho bien o mal al país?
Los factores que hoy agobian al sistema político fueron sembrados en la época del bipartidismo. El descontento por la política se generó ahí, igual que la pérdida de confianza. Los factores hay que encontrarlos ahí.
“En el bipartidismo se tomaron decisiones estratégicas interesantes como la apertura al comercio internacional, la promoción de exportaciones, pero ahí se acordó también subsidiar esos sectores. El bipartidismo generó las tempestades que estamos cosechando”.
¿El multipartidismo resolvió?
No, no lo hizo por el tipo de partidos que tenemos. En la próxima elección un escenario posible es que se fortalezcan de nuevo PLN y PUSC, pero son versiones degradadas de aquellos partidos. Los fundamentos de la política con los que va a iniciar el próximo gobierno son los más difíciles en los últimos años.
¿Cuáles son los temas prioritarios para el debate político?
Desde el sistema político, todos los puntos de debate hace cuatro y seis años están abiertos y no se han resuelto: reforma fiscal, pobreza, mayor eficiencia de la gestión pública, seguridad social.
“La política nacional no ha resuelto ninguno. Hay otros como apoyo a las pymes y ejecutar banca de desarrollo. La prioridad de la sociedad civil y la electoral es distinta, por eso la sociedad debe presionar para debatir”.
¿Cómo lograr consenso en una Asamblea fraccionada?
Nunca se van a lograr. Lo que se puede obtener son acuerdos. Las mayorías no existen, porque se han aprobado proyectos y luego se caen en la Sala IV. Nos cuesta formar mayorías y tampoco sirven. Hay que aterrizar los temas.
En una frase defina el momento político actual de Costa Rica.
Una versión de lo que ocurre en otras democracias maduras. Una democracia robusta capaz de tutelar los derechos de la población y un sistema de partidos desgastado y no representativo. Eso produce una crisis de confianza colectiva y una desorientación muy fuerte. Es una democracia madura, sin rumbo.
¿Hay vuelta de hoja?
Sí, porque precisamente somos una democracia madura, pero hemos llegado como al final de un camino. El país funciona, pero esta elección del 2014 es meramente transicional.
“Tendremos que tomar decisiones y las verdaderas fuerzas políticas y sociales, así como el reordenamiento, va a repercutir en el 2018. No es una situación terminal, porque podemos rectificar, pero va a tener un costo.
“Implicará que hay partidos que van a desaparecer y otros van a surgir”.
Nombre: Jorge Vargas Cullel.
Formación: Doctor en Ciencias Políticas y máster en Resolución de Conflictos, U. Notre Dame, EE. UU.
Edad: 53 años.
Estado civil: Casado.
Trayectoria profesional: Consultor de organismos internacionales. Actual director del Estado de la Nación.