De llegar a la silla de Zapote, el candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC), Luis Guillermo Solís, impulsaría el diálogo y la iniciativa popular para desenredar el “nudo gordiano” que tiene paralizado al país. Este candidato cree en construir mayorías a partir de minorías y en promover una reforma del Estado gradual y paulatina. Apuesta a la simplificación de trámites mediante el uso de tecnología y traza una ruta para satisfacer las necesidades de Costa Rica en infraestructura.
- Reforma fiscal
¿Usted quiere una reforma fiscal sí o no? (Su posición está en el plan de gobierno, pero es importante insistir en el tema).
Sí claro y la ha querido el Partido Acción Ciudadana (PAC) desde el primer momento en que se presentó como alternativa electoral.
“Durante las tres campañas anteriores, y en esta cuarta, no hemos tenido miedo de hablar de reforma fiscal porque ya en el 2002 preveíamos que sería necesario equilibrar las finanzas públicas.
“Es un tema que se vuelve casi obligatorio porque hay una preocupación generalizada por el déficit fiscal.
“No hay que desquiciarse, 6,5% o 6% es un déficit manejable, pero en medio de una situación internacional, un país endeudado y una economía que no arranca, el déficit comienza a ser peligroso y no solo por razones de orden fiscal, sino de orden social.
“Con una desigualdad que crece, el tema fiscal no solo tiene que ver con ingresos para el Estado, sino con el bienestar de las personas.
Usted plantea en su plan de gobierno hacer esa reforma fiscal paulatina ¿Por qué?
Porque han fracasado todos los modelos anteriores. Se han hecho intentos desde hace tres administraciones en pro de una reforma fiscal que no arranca. Ha sido interesante constatar que el sector privado y los sindicatos se oponen.
“También tiene que ver con la desconfianza e ineficiencia en la administración del Estado.
“Se relaciona con corrupción. Queremos que la reforma fiscal sea eficaz, pero creíble. A nadie le gusta pagar impuestos y menos si saben que no se recogen bien y no se gastan bien.
“Quisiera que en los dos primeros años de gobierno tengamos pruebas de que la plata que se recoge se usa bien y a partir de ahí decir cómo se está gastando y decir que no alcanza. Si nos movemos a lo largo de las opciones que se necesitan para recuperar impuestos, lo vamos a lograr.
¿Cuánto debería ser la meta?
Costa Rica debería tener una carga tributaria de no menos del 20% del PIB (Solís considera que hoy día es del 13,5%, pero sobre este tema hay un acalorado debate pues hay quienes sostienen que es mucho mayor si se suman las cargas sociales, con lo que podría llegar a 24%).
¿Cuáles serían los impuestos prioritarios?
El Impuesto al Valor Agregado, EL IVA, que permite recoger más recursos. Además, hay que revisar las exoneraciones porque existe un desorden muy grande, nadie sabe exactamente cuáles son. El tributo más importante es el impuesto sobre la renta. Nosotros queremos un sistema tributario progresivo, como lo quiere el sector productivo.
¿Cómo negociar esta reforma fiscal en el Congreso?
Será muy complicado, pero será más si el Gobierno sigue teniendo como trasfondo para esa negociación la trocha, Crucitas o la platina. Recortemos eso y sentémonos a la mesa siendo serios.
- Simplificación de trámites
¿Cómo pretende que el Estado resuelva la tramitomaía de una vez por todas?
El modelo estatal de América Latina se basa en la historia. El pragmatismo no es precisamente el sentido de los modelos que se desarrollan a partir de la administración colonial. Tenemos un problema estructural, de cultura política, por eso no se resuelve del todo el problema.
“Una de las formas para agilizar los trámites es por vía digital. Eso toma tiempo y requiere inversiones en tecnología y de acceso. Mucha de la tramitomanía tiene que ver con la capacidad de que se intercambien autorizaciones por beneficios ilegales. Hay que volverse más riguroso.
¿Cómo concretar eso y dar el paso adelante?
Nombrando ministros que estén dispuestos a acatar la ley. Por ejemplo, el pago de las anualidades; se gasta mucha plata en funcionarios que no deberían tener ese derecho porque a algunos jefes les da miedo ponerles calificaciones rigurosas debido a que saben que la cadena de mando no está dispuesta a que a una persona no se le califique bien.
¿Cuál ha sido el talón de aquiles en este tema? ¿Por qué no se ha resuelto luego de varios intentos?
Porque no es solo un talón de aquiles, sino muchos. No todo tiene que ver con la administración central, también con la descentralizada y los gobiernos locales. A veces uno piensa que con un acto se resuelve todo, pero no es así.
“No es lo mismo la tramitomanía que enfrenta un empresario para montar una empresa que la que sufre un ciudadano para construir una casa. Tardamos un año en lo que debería requerir pocas semanas”.
¿Estaría dispuesto a levantar trámites y liberar controles innecesarios?
Por supuesto que sí, pero ahí hay una trampa. Hay temas donde no deberían liberarse controles. Hablemos del crédito Caja-Fischel o construir hoteles en humedales. Debe haber levantamiento de trámites en algunos casos, pero rigurosa aplicación de esos límites en otros.
¿Cuáles trámites deberían revisarse o quitarse?
Lo que afectan la instalación de nuevas empresas en el país. Tenemos un desempleo muy alto, necesitamos recuperar fortaleza en el sector privado.
- Reforma del estado
Desde 1990 a la fecha se han redactado al menos 27 documentos de reforma del Estado. El tema es recurrente. ¿Cuál es la prioridad?
La reforma del Estado puede convertirse en un pantano del cual nunca salga una administración y, por lo tanto, una reforma grandotota es imposible. La última propuesta provino de la Comisión de Notables: hacerla gradualmente.
“La planificación se abandonó en Costa Rica hace 35 años y se trasladó del Ministerio de Planificación al de Hacienda. Tenemos que volver a un régimen de planificación mediante el Plan Nacional de Desarrollo.
“Tenemos que definir cómo queremos ver al Estado. El sistema político costarricense tiene que ajustarse a la nueva sociología nacional. Hemos vivido con un sistema que se construyó en el bipartidismo y en medio de una sociedad homogénea. Ahora la sociedad es más diversa y el bipartidismo se murió y no va a volver.
“En una sociedad así el tipo de Estado tiene que ser mucho más parlamentario y llevarnos a la posibilidad de construir mayorías a partir de minorías.
“Debe haber una discusión importante sobre gobiernos locales y redefinir la forma en que el país está organizado. Siete provincias no dan ni tampoco 57 diputados. Hay que redestribuir la población, convertir al país en un mosaico diverso de regiones, poblaciones y necesidades.
Parte de esto pasará por la Asamblea Legislativa...
O cambiamos a la gente que va a la Asamblea o aplicamos la respuesta que yo prefiero: iniciativa popular. Esto se genera desde el propio Estado. Se le pide a la gente que le imponga al sistema político medidas que tengan sentido y sean encabezadas por un gobierno responsable. Se pueden hacer tres o cuatro grandes cosas para quebrar este nudo gordiano tan terrible.
“Como políticos, tenemos que asumir la responsabilidad del diálogo y la negociación política, hemos matado la negociación política. En Costa Rica hemos satanizado el diálogo político. No existe régimen democrático que funcione sin acuerdos políticos”.
¿Qué opina de instituciones como la Fanal y el CNP: las cerraría?
Analizaría cuáles son las verdaderas condiciones en que se encuentran. Acá se han estado pasando la pelota dos partidos políticos buenos para esconder información. Yo no estoy seguro de qué está pasando en el CNP o en la Caja del Seguro. No conozco en el mundo una fábrica que produzca guaro y fracase; siempre son exitosas, quisiera ver qué está pasando ahí. No puedo decir que las voy a cerrar sin saber lo que ocurre y cuál es el potencial.
¿Qué hay que hacer en el Banco Central?
Es una institución medular. Su funcionalidad es estratégica, pero no puede manejarse como una iglesia de dogmas macroeconómicos.
“El Banco Central tiene que asumir un papel mucho más coincidente con la lógica general de la administración que gane y siendo una administración PAC el Banco debe entender que debe jugar en beneficio de esa visión de un país cuya economía tiene que ser más vigorosa”.
- Seguridad ciudadana
¿Encarcelaría a menos personas o construiría más cárceles?
En un momento como el actual, es imposible no construir más cárceles. Costa Rica tiene el índice más alto de encarcelamiento en América Latina y en un país que se dice respetuoso de los derechos humanos tener cárceles llenas de gente, algunos sin condena, es intolerable y no se puede permitir por muy reos que sean.
“Hay que construir más cárceles con condiciones para que los presos además estén produciendo y trabajando, pero las cárceles se van a seguir llenando mientras los Tribunales de Flagrancia sigan operando así y el populismo judicial de meter a la cárcel a todo el mundo impere en la lógica de la administración de justicia. No estoy de acuerdo con eso”.
¿Cómo se puede contrarrestar?
Significa un abordaje de la seguridad pública de forma más sofisticada que andar pidiendo mano dura y pena de muerte.
“Ha bajado el crimen violento. El homicidio por 100.000 habitantes ha disminuido, pero el crimen patrimonial, el que roba el carro, el cadenazo, sigue siendo alto. Eso tiene que ver más con condiciones económicas y sociales y recuperación de espacios públicos.
“Creo en proyectos como el parque Libertad en Patarrá de Desamparados, donde se combina lo lúdico con lo artístico y con lo productivo. Pensaría en colegios abiertos hasta las 10 de la noche para que los muchachos puedan usar los gimnasios.
“Lo productivo, lo recreativo, recuperación de espacios públicos, prevención, apoyo a familia. La seguridad pública es compleja con dimensión económico-social.
- Infraestructura para la competitividad
Usted ha dicho que los préstamos alcanzan para mejorar la fase inicial de infraestructura. ¿Qué se haría durante el resto de la administración?
No sigamos inventando cosas. Ya existe el consenso por la red vial de Costa Rica, existe el plan oficial hasta el 2031 y lo que está por hacerse está priorizado.
Se sabe cuánto cuesta esa obra y se habla de $20.000 millones por un periodo de 10 años. No hay plata que alcance. Solo disponemos de $1.400 millones.
“Hagamos obra con lo que tenemos hoy y garanticémosle a la gente, por medio de la demostración, que se puede hacer esa obra bien, rápido y sin corrupción. Si logramos hacer eso y utilizar los impuestos que se cobran hoy y que deben ir a carreteras y no a la caja única, podríamos contar con más recursos.
“Hay obras que no tienen que ser concesionadas, pero otras sí. Este es un tema que no angustia al PAC.
“Nosotros no tenemos problemas con la concesión siempre que esté bien hecha.
“Me comprometo a que los primeros actos de mi gobierno tendrán que ver con infraestructura; primero un decreto de intervención de la red vial y luego una nueva ley de concesiones que de ser electo estaría lista el 8 de mayo.
“Hay otros proyectos importantes como el tren eléctrico metropolitano que está muy adelantado”.
¿Qué hay que cambiarle a la Ley de Concesiones?
La ley se ha utilizado para actos indebidos.
“Hay que impedir que la concesionaria pueda recoger plata del sistema bancario nacional. Se supone que la ventaja que tienen es que se financian en el exterior, con dinero más barato.
“La concesionaria tiene que ser fiscalizada, hay que darle mayor capacidad al Estado para intervenir en los peajes para que el costo de la obra se amortice en el plazo previsto”.
¿Qué hay que hacer en los puertos?
No conozco un puerto en el mundo que haya generado pobreza. Los puertos son oportunidades de desarrollo, excepto en Costa Rica. Puntarenas es un desastre, lo mismo Limón.
“Con el proyecto de megapuerto de Limón no tengo ningún problema si le damos condiciones al puerto actual que maneja Japdeva. Así tendríamos dos puertos.
“El Gobierno concentró todo en la terminal nueva. Hay que replantear el debate.
“El puerto es una palanca de desarrollo económico y yo eso no lo he visto aquí”.