Incursionar en el mercado de Medio Oriente podría constituir una opción clave para diversificar los destinos de la oferta exportable que tiene Costa Rica.
Si bien Medio Oriente ya cuenta con la presencia de productos costarricenses, no son muchos los exportadores que han enviado sus bienes en este viaje de más de 45 días en barco.
Las autoridades del Gobierno aseguran tener claro el reto y prometen negociaciones en aras de abrir un mercado atractivo por su alto poder adquisitivo.
Para diciembre (7, 8 y 9), una comitiva, encabezada por el ministro de Comercio Exterior, Alexander Mora, tiene la tarea de intensificar el acercamiento con el mundo árabe. Catar será el punto de encuentro.
“Estamos procurando un acercamiento, no solo comercial, sino también político con los dos bloques del mundo que en este momento muestran un ascenso importante en sus números de inversión: China y los países árabes”, señaló Mora.
Datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) indican que para el 2013 las ventas hacia esa región alcanzaron los $73 millones, más del doble de los $35 que se exportaron en el 2012. El crecimiento es importante pero la base es pequeña, las ventas a la región fueron el 0,73% del total.
Son productos como café, madera, cables eléctricos, palmito y plantas, los que contribuyen a mover esos números.
Según el ministro, ya se tienen identificadas oportunidades para productos agroindustriales, servicios, marinos y lácteos.
A modo de ejemplo, la Promotora señaló en una alerta comercial que para el 2011, Emiratos Árabes Unidos (Abu Dabi –capital–, Ajmán, Dubái, Fuyaira, Ras al-Jaima, Sharjah y Umm al-Qaywayn) importó $3,7 millones de piña, más de $46 millones de café y $16,1 millones de banano.
“Para ese entonces (2011), el exportador costarricense de piña y banano, al menos, no había incursionado en este mercado”, se lee en la alerta.
Y es que para Mora, hay ventajas claramente identificadas que hacen de Medio Oriente un destino en potencia.
Es la región con la población que tiene el ingreso per cápita más alto del mundo (seis veces el poder adquisitivo de un costarricense, unos $39.600 al año), son países importadores netos, completamente complementarios, y “donde nada de lo que producimos nosotros lo producen ellos”.
Cuestión de atreverse
Para Jorge Conejo, de Coopeagri El General R. L., llegar a ese mercado depende en primera instancia de las condiciones que se establezcan para el envío de la carga.
Para ellos, el haber seleccionado la cláusula comercial FOB (siglas en inglés de franco a bordo) fue determinante para iniciar un proceso de exportación exitoso hacia Israel.
La tarea de la cooperativa recae en poner el grano de café seleccionado para hacer la transacción en el puerto de Limón. De ahí en adelante, el comprador israelí se hace responsable de la carga. Con ello, los costos operativos se reducen, y las ganancias siguen dando números negros.
Coopeagri exporta 3.000 sacos de 69 kilos por año a ese destino. El precio que obtienen por el grano está muy por encima del precio de referencia utilizado en la bolsa mercantil de Nueva York (hasta 30% más sobre una base aproximada de $195 el quintal).
“Son seis años los que llevamos exportando a Israel y ya contamos con un par de clientes directos en esa zona”, dijo Conejo, encargado de logística de exportaciones de la firma.
Junto a los términos contractuales, Lander Román, analista logístico de exportación de Procomer, destacó la necesidad de incursionar en Oriente con productos de alto valor agregado.
“No estamos hablando de llevar piña fresca, sino de llevarla congelada en trocitos y en conservas. Es ir más allá”, dijo Román.
Esos productos diferenciados serán los que tengan más oportunidad de ser consumidos en países donde no escatiman por pagar un alto valor a cambio de calidad.
En esa línea, el envío de productos orgánicos, que aprovechen la marca verde del país y que a su vez ya gozan de estándares de calidad reconocidos a nivel mundial, deberían también aprovecharse para abrir mercado.
Román aconsejó que el exportador que se enfrente a un proceso de negociación con los países árabes, deberá tener una respuesta positiva al menos a tres preguntas: cómo será el envío, qué medio de pago se utilizará y cuál será el costo logístico total.