Los intereses que generan las deudas del Gobierno drenan cada vez más sus finanzas, pero estos no representan la única dificultad que tiene el país para reducir el déficit fiscal.
Costa Rica enfrenta además de un gasto creciente, un debilitamiento en las entradas de dinero.
La administración Solís Rivera registra el menor dinamismo promedio en los ingresos, respecto de los cuatro mandatos previos, según un análisis de EF.
Entre 2014 y 2016, el alza en los ingresos totales fue de 8,9% en promedio. Administraciones pasadas se ubicaron entre 11% y 16%.
La falta de ingresos golpeó las finanzas públicas en 2009 tras la crisis económica, cuando se dio una contracción, pero luego de ese periodo el país no ha logrado levantarse.
La última vez en que los ingresos crecieron más de 10% interanual fue en el 2010. Desde entonces, la recaudación no mejora.
Esta realidad también retará a quien asuma el mandato del país el próximo año, ante la ausencia de una reforma fiscal.
Sumado a esto, los egresos crecen más rápido que las entradas.
Mientras los gastos pasaron de representar el 13% del Producto Interno Bruto (PIB) en 1999 a 19% en 2017, los ingresos pasaron de 11% a 14%, en el mismo periodo.
Debido a esta presión, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) proyecta que el déficit fiscal del país será de 6,1% del PIB en 2017 y pasará a 6,6% el próximo año.
EF revisó las cifras fiscales desde 1999 hasta 2016, en cinco administraciones presidenciales.
Con el fin de analizar el 2017, también se obtuvieron los resultados al primer semestre de cada año, entre 2006 y 2017. El detalle semestral no está disponible en años previos a 2006.En general, el análisis consistió en obtener la variación interanual de cada rubro de los ingresos y los gastos, con cifras en colones constantes, según datos obtenidos del sitio web del Ministerio de Hacienda.
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Ingresos bajan el ritmo
Al primer semestre de 2017, los ingresos totales del Gobierno crecieron 7,3% y los tributarios tan solo 6,8%. Estas son las menores cifras de los últimos 10 años, exceptuando la caída de 2009.
“Estamos al límite del endeudamiento y la ausencia de recursos frescos para enfrentar compromisos ineludibles nos exigen valorar medidas de emergencia, ante una eventual falta de liquidez”, afirmó Helio Fallas, ministro de Hacienda.
Fallas destacó que han aplicado una serie de medidas administrativas mediante las cuales se ha “mejorado la recaudación de impuestos” y señaló la urgencia de una reforma integral.
A pesar de que efectivamente la recaudación de algunos impuestos ha mejorado este 2017, el resultado es insuficiente para obtener el dinamismo de años previos. En cambio, las entradas no tributarias sí crecen más.
Respecto a las cifras anuales, los ingresos tributarios crecieron apenas 6% en el 2016, el dato más bajo en el periodo analizado (en 2009 cayeron 5,5%).
En cambio, los no tributarios se contrajeron 13% al cierre del año pasado. Este rubro sí ha visto cifras negativas, al menos en una ocasión en cada una de las administraciones analizadas.
Al respecto, el economista William Calvo, explica que para mejorar la recaudación es necesario revisar el sistema tributario costarricense en una forma “seria y práctica”, además de aprobarse el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), revisar el régimen de exoneraciones fiscales y fortalecer las vías contra la evasión.
Los intereses presionan
Los gastos mantienen su papel protagónico en la deuda costarricense y son, sin duda, el lastre del déficit fiscal de Costa Rica.
Sin embargo, al comparar los resultados de la administración Solís Rivera respecto a las previas, las acciones tomadas por este gobierno son bien evaluadas.
Aunque el dinamismo de los gastos es menor que años atrás, los ingresos crecen menos.
Al primer semestre de este 2017, los egresos totales del Gobierno crecieron 9,9%, cifra más alta que la de igual periodo de 2016, pero mucho menor que lo registrado desde 2007. Algo similar ocurrió con las remuneraciones y las transferencias.
Para Edgar Ayales, exministro de Hacienda, el esfuerzo por contener el gasto en 2016, era irrepetible para este 2017.
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“Existen oportunidades de mejora si se atacan los disparadores del gasto: salarios, pensiones y transferencias. De lo contrario, la situación seguirá deteriorándose por la dinámica de los salarios e intereses”, explicó Ayales.
Los datos anuales evidencian la contención del crecimiento del gasto en 2016, aunque el menor repunte en los egresos se dio en 2011, durante la administración de Laura Chinchilla.
Por su lado, al término del año previo, los intereses habían bajado su ritmo pero en el pasado sí se observaron cifras mejores. Además, es claro que en este año no se ha podido contener su repunte.
En la primera mitad de 2017, los intereses crecieron 20,7% (interanual), porcentaje que solo se había registrado en 2013. Este rubro es el que presiona más el déficit este año.
El lento crecimiento del gasto durante 2016 se vio favorecido por una coyuntura que incluyó baja inflación, pero el mayor nivel de endeudamiento obtenido en ese año hizo que para este 2017 las erogaciones por intereses aumentaran, explicó Emmanuel Agüero, especialista en análisis económico de Aldesa.
Según Helio Fallas, los intereses anulan cualquier esfuerzo para aumentar la recaudación. “A mayor demora en el ajuste fiscal que debe hacer el país, mayor será la participación de los intereses en el déficit”, señaló.
En adelante, las transferencias podrían continuar subiendo y la presión subiría ante la inminencia de la campaña electoral.
En menos de un año, una nueva administración lidiará con finanzas públicas con menor crecimiento de los ingresos y colmadas de gastos.