De un zarpazo, la Contraloría General de la República (CGR) dejó en jaque el proyecto de refinería conjunta entre la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) y China National Petroleum Corporation (CNPC).
Medio muerto, el plan ahora deberá esperar seis meses más a que Recope redefina alternativas para echarlo a andar.
Se trata del alargue de una agonía que empezó en las últimas tres semanas, cuando Recope inició una campaña de defensa de la refinería, la cual nunca pudo sustentar con números puros y duros sobre el costo-beneficio del proyecto para los consumidores costarricenses de combustibles.
Esas falencias en la comunicación dejaron a la refinería conjunta en estado crítico desde el punto de vista político, pues la oposición se valió de las dudas que el Gobierno no pudo disipar para enriquecer la agenda de la campaña política.
Ahora la responsabilidad de mantener con vida a la refinería recae en los hombros de René Castro, ministro de Ambiente y Energía (Minae).
En medio del derrumbe parcial, el jerarca afirmó que es momento de reflexionar cuál es el modelo de refinería que le conviene al país.
Los escenarios de Recope
Las opciones pasan por mantener el proyecto tal como está, y analizar si existe la posibilidad de optar por un esquema donde predomine la producción de biocombustibles.
Además, el jerarca planteó un tercer escenario donde la refinería sea utilizada para combinar ese tipo de carburantes menos contaminantes con la refinanción de diesel y gasolina.
Según Castro, todo está sujeto a análisis, echando por tierra los argumentos que defendió Jorge Villalobos mientras estuvo al frente de Recope.
Lo único seguro, sostuvo Castro, es que la entidad autónoma ahora deberá sacar una licitación internacional para contratar a la nueva empresa que se encargará de llevar a cabo los estudios para determinar la factibilidad de la refinería.
Oportunidad política
Casa Presidencial ve las cosas distinto.
El ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides, aseguró que las críticas surgidas desde la oposición no deberían echar por tierra los planes conjuntos con China, siempre que los nuevos estudios concluyan que el país le sacaría provecho a una refinería de $1.500 millones, capaz de producir 60.000 barriles de combustible por día.
Según Benavides, el hecho de tener que revisar de nuevo la factibilidad del proyecto abre una nueva oportunidad para valorar esas características.
¿Y lo invertido?
En los estudios de factibilidad que la CGR rechazó, el país invirtió cerca de $12 millones, según estimaciones de Castro.
El ministro afirmó que la CGR ya abrió un proceso para sentar las responsabilidades por el uso de esos recursos e hizo referencia al proceso judicial que se abrió y que serviría para aclarar quién responderá por los millones invertidos.
Los restantes $38 millones destinados a los estudios previos se invirtieron en planos y diseños que el Gobierno espera utilizar de proseguir con la refinería. En caso contrario, se sumarían a las pérdidas.
Castro prefirió no adelantar cuánto costaría un nuevo proceso para determinar la factibilidad de la refinería, ni cuál sería la fuente de los recursos necesarios.