Con más de cinco mil años de cultivo de granos en Perú, se destaca la quinoa, una planta andina procedente de los alrededores del lago Titicaca, ubicado entre Perú y Bolivia. Se le conoce también como mijo o arroz pequeño.
Esta planta herbácea alcanza un tamaño hasta de 2 m de altura, y sus semillas varían entre el color blanco, café, amarillo, rosado, gris, rojo y negro, las cuales se recolectan cuando la planta está seca y luego son secadas al sol. La quinoa se cultiva desde el nivel del mar hasta los 4.000 m, existen ecotipos adecuados desde suelos salinos y alcalinos hasta zonas con heladas.
La quinoa fue cultivada y utilizada por las civilizaciones prehispánicas, y reemplazada por los cereales a la llegada de los españoles, a pesar de constituir la base de su dieta. Durante la época colonial fue llevada a Europa donde tuvo gran aceptación.
Su consumo es cada vez más popular entre las personas interesadas en mejorar y mantener su salud mediante el cambio de los hábitos alimenticios, ya que es un excelente ejemplo de alimento funcional . Es un grano rico en vitaminas B, C y E, proteínas, grasas insaturadas y minerales. No contiene colesterol y se presta para la preparación de dietas completas y balanceadas.
Unos de sus mayores atributos es ser libre de gluten. Su consumo periódico ayuda a los celiacos a recuperar la normalidad de las vellosidades intestinales, mucho más rápido que con la simple dieta.
Este cereal superior de los incas resurge en las altas gastronomías por su gran versatilidad, sus cualidades nutritivas han despertado interés en Europa y Norteamérica.
Hoy lo encontramos en platos desde ensaladas tropicales con piña picada, macadamias y yerbabuena; fusiones italianas tipo risotto combinada con innumerables ingredientes, al estilo español salteadas con jamón serrano y piñones para rellenar unos pimientos y hasta combinaciones con foie gras , carpaccio de higos y helado de parmesano. Son algunos platillos que encontramos en cocina fusión peruana en el país.