Agresión, retraimiento y problemas de atención. Esos tres problemas de comportamiento se relacionaron con el consumo de refrescos por parte de niños de cinco años.
El estudio evaluó una muestra de 3.000 infantes cuyas madres reportaron el consumo de refrescos gaseosos y completaron el Child Behavior Checklist para estudiar el comportamiento de los pequeños durante los dos meses anteriores.
“Incluso después de ajustar factores sociodemográficos, depresión materna, violencia intrafamiliar y encarcelamiento paterno, cualquier consumo de refrescos se asoció con un aumento de la conducta agresiva”, reportaron los investigadores en el sitio de la Universidad de Columbia.
Específicamente, los niños que bebían cuatro o más bebidas al día tenían más del doble de probabilidades de destruir las cosas que pertenecían a otros, meterse en peleas y atacar físicamente a las personas.
También en ellos se vieron aumentados los problemas de atención y el comportamiento retraído en comparación con aquellos que no consumían refrescos.
Aunque este estudio no puede identificar la naturaleza exacta de la relación entre el consumo de refrescos y los problemas de comportamiento, limitar o eliminar su consumo podría reducirlos, afirman los investigadores.