Si bien los vinos españoles son muy populares entre los ticos, a veces no resulta muy sencillo entender su sistema de clasificación. Este se basa en dos criterios: grado de exigencia en su proceso de elaboración y sus características de envejecimiento.
Esta semana nos enfocaremos en el primero, de menor a mayor grado de exigencia:
Vino de mesa , es el más sencillo, y agrupa todos los vinos que no se incluyen en alguna de las demás denominaciones. El vino no indica ni región ni año de cosecha en la etiqueta.
Vino de la Tierra siempre asociado a un nombre geográfico. Este se utiliza para vinos de mesa pero que provengan de un territorio vitícola determinado.
Vino de calidad con indicación geográfica son los producidos en una localidad que haya ganado reputación por la uva, características del medio geográfico o factor humano en relación con la producción o envejecimiento del vino. Existe una normativa que controla su producción y hay una entidad encargada de supervisar que se cumpla. En la etiqueta se asocia siempre la expresión vino de calidad de a un lugar de producción.
Vinos con denominación de origen son los que provienen de una región o localidad que haya sido reconocida por el prestigio y calidad de los vinos que produce. Cada una tiene un Consejo regulador, encargado de velar por que se cumplan leyes referentes a origen, tipo de uva, aspectos de producción y envejecimiento.
Vinos con denominación de origen calificada además de cumplir con lo especificado para la categoría anterior, deben cumplir, entre otras cosas, con un riguroso control organoléptico antes de su puesta en el mercado.
Por último, la categoría Vinos de pago es la más alta que puede alcanzar un vino. Se le otorga a los que provienen de sitios rurales con características de microclima y suelo particulares y diferentes a las de su entorno. La elaboración y comercialización de los vinos de pago sigue un sistema de calidad integral aplicado en toda la cadena hasta la puesta en el mercado.