El modista libanés, experto en alfombras rojas del mundo entero, creó una colección enteramente bordada en cristales y pedrería, digna de princesas modernas, declinada en tonos de piedras preciosas, como rojo rubí, verde esmeralda, azul zafiro y gris perla
La pasarela de Sorbier, que se celebró en los hermosos jardines de la Embajada de Suiza en París, que despedían un suave perfume a rosas, se inspiró en el Libro de las horas, un manuscrito iluminado de la Edad Media, cuyas estampas de artistas primitivos flamencos, italiano, españoles, alemanes y franceses se descubrió un día en una galería.
Sorbier, un verdadero artesano de la moda, ofreció vestidos majestuosos, bordados ricamente en seda y pieles troqueladas.