El exespecialista en ética de Google, Tristan Harris, ha popularizado la idea de que los teléfonos son dañinos y adictivos. Ejecutivos que trabajaron para Facebook y WhatsApp se han convertido en críticos de la tecnología. En la Universidad de Stanford, el investigador B. J. Fogg, quien dirigía el Laboratorio Tecnológico Persuasivo, lo ha renombrado como Laboratorio de Diseño Conductual y ahora está empezando a lanzar herramientas para reducir el tiempo que la gente pasa frente a las pantallas.