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Los viajes afectados son los que se dirigían a Boston, Houston y Washington entre el 23 y 26 de diciembre.

Muchos ejecutivos de las aerolíneas estadounidenses expresan, privado, frustración sobre cómo Boeing ha manejado la crisis relacionada con el avión 73 Max. Consideran que la manera en que la compañía manejó la respuesta pública a los recientes accidentes aéreos fue incorrecta y les molesta que la campaña de relaciones públicas vaya a ser tarea de los pilotos.

Según la prensa, hay otras compañías interesadas, como Lufthansa y Easyjet, además de varios fondos de inversión.