Una inflación baja y un crecimiento económico relativamente débil es el panorama para Costa Rica en los próximos meses.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) está dentro de la meta establecida por el Banco Central de Costa Rica, con un nivel anualizado de 3,5% y además tiene una tendencia a la baja.
En cuestión de tres meses (noviembre de 2014 a febrero de 2015) el IPC descendió un 40% y las expectativas medidas sobre este indicador son las más bajas.
Además, el ritmo de crecimiento de la producción no ha tenido un repunte en los últimos meses. El Índice Mensual de Actividad Económica es el más bajo de los últimos dos años.
Estas señales son parte de las que toma en cuenta el Banco Central de Costa Rica para establecer la Tasa de Política Monetaria (TPM), la que se considera como una de las herramientas para transmitir sus decisiones al sistema financiero y después al resto de la economía.
El pasado 19 de marzo entró en vigencia un descenso de 0,25 puntos porcentuales para la TPM que la ubicó en 4,50%. Es el segundo movimiento de este tipo que hace el Central en este año, durante el que acumula una disminución de 0,75 puntos.
Tal decisión tiene varios mensajes implícitos.
El primero y más obvio es que se espera un descenso en las tasas de interés en los próximos meses, tanto en las que aplican a los ahorros como a las que se cobran en los préstamos.
El BCCR también considera que la inflación se mantendrá en el rango establecido en el pasado Programa Macroeconómico (de 3% a 5%).
Además, la actividad productiva del país no crecerá al punto de que la demanda agregada genere presiones inflacionarias. Es decir, la economía de Costa Rica seguirá con un crecimiento tímido o débil por los próximos meses.
Asimismo, está el efecto que se desea al bajar la TPM, que consiste en propiciar un abaratamiento del dinero y que este se traspase al resto de la economía.
Los menores rendimientos funcionan como dinamizadores, pues con dinero barato es posible que se facilite el aumento en la demanda de créditos y estos a su vez reactivan las inversiones y la producción.
De paso, el Central logra una protección que consiste en mantener una tasa real positiva pero que no sea excesivamente alta.
Si el ente emisor dejara que las tasas permanezcan alejadas de la inflación e implementa en la práctica un tipo de cambio con poca variación, puede dar paso a la entrada de capitales que buscan buenos rendimientos con esquemas cambiarios estables.
Esto fue lo que sucedió a finales del 2012 e inicios del 2013, cuando entraron capitales.
Leiner Vargas, economista, considera que el Central enfrenta una situación particular que consiste en tener una producción que corre el riesgo de entrar en la recesión, pero con variaciones en los precios históricamente bajas.
Para Vargas, lo que el Central ejecuta también son medidas preventivas porque de esa manera evita la entrada de capitales desde el exterior y con eso una eventual apreciación pronunciada del tipo de cambio.
Eduardo Prado y Roger Madrigal, gerente general y director de la División Económica del BCCR, explicaron que la decisión de la entidad responde a un análisis constante de las condiciones económicas y porque no vislumbran presiones sobre la inflación en los próximos dos trimestres.
De acuerdo con Madrigal, tomaron en cuenta factores como las condiciones internacionales, en donde los precios del petróleo, alimentos y materias primas se mantienen bajos y, por lo tanto, evita que desde afuera exista una presión inflacionaria.
“No se baja la Tasa de Política Monetaria para estimular la producción, porque sería hasta contradictorio, si se quiere estimular la producción que ponga una tasa cero. El objetivo (del BCCR) sigue siendo la inflación”, agregó Madrigal.
Efecto en la economía
Desde el pasado 31 de enero, cuando el Banco Central presentó el Programa Macroeconómico para el 2015, su mensaje estaba orientado a la reactivación de la economía y a la espera de tasas de interés bajas.
El reto es que la política se transmita con algún grado de éxito al resto de la economía.
La TPM aplica para fondos de muy corto plazo y para lograr algún efecto se requiere que toque las tasas pasivas de largo plazo, que son las que se consideran para definir las de los préstamos.
En un estudio realizado por el BCCR en febrero del 2014, se determinó que los movimientos anteriores de la TPM llegaron a afectar las tasas en plazos que van desde los 8 hasta los 12 meses después.
La economista y presidenta de la Academia de Centroamérica, Edna Camacho, también considera que los efectos de la TPM se presentan lentamente en la economía y en la cantidad de dinero que circula en esta.
Para el economista Ronulfo Jiménez, hay otro factor que pesa en la transmisión de los mensajes de reactivación económica del Central: el déficit fiscal.
Mientras exista esa condición, la expectativa de tasas de interés incluirá un componente que las mueva al alza, dada la necesidad constante de dinero que tiene Hacienda, que es hasta hoy el principal participante en el mercado de valores.
Además de estos factores, está la liquidez que tengan los bancos, pues si esta es abundante, crece la posibilidad de que efectivamente bajen los intereses de los recursos que moverían la producción.