Las acciones que plantearon el Gobierno de la presidenta Laura Chinchilla y el Banco Central de Costa Rica (BCCR) para atender el fuerte ingreso de capital extranjero experimentado en 2012 y principios de 2013 no convencieron a los altos ejecutivos encuestados por el Barómetro de Empresas de Deloitte.
Un 34,2% de los entrevistados estimó como malo el accionar de las autoridades de Gobierno, mientras que un 44,1% lo calificó de regular.
Tan solo un 19,8% percibió como buenas las medidas impulsadas por Zapote para controlar el ingreso de capital extranjero atraído por los altos rendimientos que los instrumentos financieros.
Para eliminar el atractivo diferencial entre las tasas de interés locales y las ofrecidas por los mercados desarrollados, Chinchilla firmó una una directriz para los bancos estatales. Esta impuso un límite al porcentaje adicional que las entidades financieras pagan a los grandes ahorrantes como el Instituto Nacional de Seguros (INS) y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La coordinación de esfuerzos en el sector público han logrado disminuir el nivel de las tasas de interés del 11% registrado en octubre del 2012 a 6,70% el 15 de mayo.
De forma complementaria, el Gobierno envió a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley que prevé tributos para las inversiones de no residentes cuando el BCCR determine que el ingreso de capital foráneo causa desquilibrio en la economía loca.
Golpe cambiario
El tipo de cambio se ha convertido en el desvelo de los empresarios. Un 36,9% asegura que la apreciación del colón frente al dólar los ha afectado mucho, y un 50,5% afirma que su afectación ha sido poca. Solo un 12,6% no percibe ningún efecto producto de la apreciación del colón.
La transformación del actual sistema de bandas cambiarias en un esquema de flotación administrada es rechazada por el 58,7% de los 114 participantes en el Barómetro de Empresas.