Meses atrás, la segunda economía del mundo recibió alertas sobre una burbuja de un mercado accionario que explotaría en cualquier momento, ante un crecimiento insostenible en sus índices bursátiles.
Sin embargo, el impacto llegó mucho antes de lo esperado y el tiempo fue escaso para evitar el declive.
En solo 12 meses, los inversionistas pasaron de una contienda por más acciones, a una incertidumbre que los llevó a deshacerse de sus participaciones.
El índice principal de la bolsa de Shanghái cayó un 28% en cuestión de tres meses y llegó a sufrir bajas de un 8% en un solo día.
Otro de los efectos del temblor es que ha arrastrado a otras bolsas hacia una expectativa negativa, y los que más se contagiarán son los mercados emergentes. Brasil ya fue testigo.
Antes de valorar un panorama así, China estaba consumido en la euforia de buenos resultados en la bolsa, lo que inclusive le permitió posicionarse como la que obtuvo el mejor desempeño del mundo en 2014.
Shanghái alberga una de las bolsas más grandes y una de las que más creció.
En julio de 2014, el Índice Shanghai Composite (SSEC), principal indicador, terminó con una fuerte subida, despegándose de niveles muy cercanos a los 2.000 puntos que había mantenido a lo largo de ese año.
El indicador concluyó el periodo con un crecimiento de 53%.
Sin embargo, diversos analistas advirtieron que ese repunte desmedido del mercado podría seguir un camino sin pausa que concluiría en decadencia.
El interés del Gobierno en dinamizar las bolsas y la activación de la conexión bursátil entre Shanghái y Hong Kong –negociación de acciones de los inversionistas en ambas bolsas– impulsaron ese crecimiento.
La cantidad de acciones que llegaron al mercado chino se elevó de forma desmedida y eso motivó que las apuestas siguieran subiendo.
Según la revista The Economist , los inversiones del mercado chino están dominados por un público que apuesta con poco dinero y los participantes minoristas representan hasta el 90% de la facturación diaria.
El valor de sus inversiones aumentó. Antes, solo el 20% de las cuentas poseía más de $16.000 pero esa cifra subió 40% en mayo.
Fue entonces cuando la señal de alerta se agudizó.
En los primeros cinco meses de este año, el índice creció 38%, para ubicarse cerca de los 4.611 puntos.
A fines de mayo, la burbuja se hizo inmanejable y la preocupación de una posible baja en el mercado de valores se agudizó.
Y, el 12 de junio pasado, el SSEC alcanzó los 5.166 puntos, un crecimiento de 150% en 12 meses.
Sacudida y réplicas
Para el 27 de julio, la incertidumbre invadió a los inversionistas chinos, luego de que los índices cayeran 8,48% en un solo día, la mayor caída que había presenciado la bolsa de Shanghái en más de ocho años.
Las pérdidas invadieron a otras bolsas de la región con caídas de 7%, en Shenzhen, seguida de un 3,09% en Hong Kong.
El Gobierno reaccionó con una lista de medidas como abrir una línea de liquidez del banco central con el fin de estabilizar las carteras bursátiles, además de una prohibición a 100 grandes grupos empresariales de vender las acciones de sus filiales en la bolsa.
Parte de esas acciones llegaron como respuesta a la presión que ejercieron los inversionistas consternados.
Esas disposiciones evitaron la baja momentáneamente, pero fueron insuficientes para evitar bajas posteriores ni para calmar la incertidumbre en los inversionistas y el efecto dominó en bolsas de otros países.
Al término de la semana pasada, el conteo de cuentas de inversión suspendidas sumaba los 24 millones entre pequeños inversores, los que cerraron sus apuestas por el desplome de los índices.
Los efectos también pueden ser más visibles en economías emergentes, y la bolsa más afectada sería la de Brasil, por la fuerte relación comercial que posee con China, dijo Douglas Montero, director de fondos de inversión de Aldesa.
Precisamente, el índice Ibovespa de la bolsa de Sao Paulo cerró el pasado 4 de agosto con un abaja de poco más de 50 puntos.
Sin embargo, el pesimismo de los inversionistas fue contrarrestrado con una ligera apreciación del valor del barril de petróleo y otra medida aplicada en China.
El 4 de agosto pasado, el regulador bursátil activó una nueva restricción sobre el uso de créditos marginales para reducir la volatilidad de los mercados.
Gracias a esto, el índice de Shanghái subió 3,69% y seguidamente la bolsa de Sao Paulo repuntó unos 50 puntos, motivada, entre otros, por un aumento del precio del hierro en China.
Lo anterior, debido a que el comportamiento de los commodities en China impacta rápido las acciones de cualquier empresa que tenga una estrecha relación comercial con el suelo chino, dijo Alberto Franco, economista.
El gigante asiático es el mayor consumidor de cobre del mundo, por lo que también hay que seguir el rastro a este commoditie .
A inicios de la semana anterior, el cobre se ubicó cerca de los mínimos de los últimos seis años en el New York Mercantile Exchange.