La cooperativa de ahorro y crédito más grande del país, Coopenae, tiene su cartera de crédito concentrada en un 79% en la línea de consumo y su recuperación ocurre, principalmente, por medio de deducciones directas a los deudores.
Aunque realizar esa gestión ayuda en el cobro, la entidad reconoce que tampoco es una garantía ante el riesgo de impago.
Paradójicamente, no planea cambiar la composición de su cartera porque le representaría asumir más riesgo. Lo anterior a pesar de que Fitch Ratings cuestiona la dependencia que tiene la entidad de estos créditos.
Tener la mayoría de los préstamos en una misma categoría implica una concentración, pero distribuirla en otras actividades, como vivienda o empresas, le podría ocasionar un aumento de la morosidad.
Adrián Álvarez, subgerente de Coopenae, reconoció que la entidad enfrenta este riesgo, pero insistió en que la baja morosidad de los préstamos no es solamente porque pueden realizar deducciones directas en las planillas de sus deudores, sino también por el cuidado que le dan a su cartera.
El representante explicó que, además, existen varias entidades que tienen prioridad en el cobro, por ejemplo la Caja Costarricense de Seguro Social, el Banco Popular, la Caja de ANDE y la Junta de Pensiones del Magisterio Nacional.
Para Álvarez, de nada sirve hacer rebajos directos si antes no aplican políticas para controlar el endeudamiento global y el análisis histórico de crédito de los clientes.
Concentración
A principios de junio pasado, la firma Fitch Centroamérica ubicó las calificaciones para Coopenae en AA-, que implica un riesgo de incumplimiento muy bajo respecto de otros emisores en Costa Rica.
En dicho informe se menciona que la entidad tiene un patrimonio robusto, una cartera crediticia poco deteriorada debido a que existe buena gestión de riesgo y mecanismo de cobranza.
Sin embargo, Fitch mencionó que la entidad tiene una alta concentración de su portafolio de créditos, lo cual hace que su dependencia de ese rubro sea alta.
“La institución enfrenta limitaciones para mejorar su diversificación de ingresos y fortalecer más su flexibilidad financiera, dadas las pocas opciones de fondeo para las cooperativas en Costa Rica.
Luego de la calificación, Fitch también hizo un estudio de las cooperativas de ahorro y crédito del país, en el que encontró que las necesidades de financiamiento de su mercado meta están cerca de ser satisfechas y que está presente la posibilidad de un sobreendeudamiento.
Empero, esa falta de diversificación no solo está en el crédito, también está presente en el tipo de deudor, pues un 79% son trabajadores del sector público.
El porcentaje llama la atención si se compara con las captaciones de ahorros, donde la mayoría (72%) proviene de socios que pertenecen al sector privado.
Álvarez aclaró que esa concentración ha estado presente desde el inicio de la cooperativa, pues su naturaleza es recibir los aportes de capital de los socios y redirigirlos a la demanda de crédito de estos.
No obstante, aunque se trate de préstamos personales, el objetivo es aportar recursos para estudio, para asuntos de salud o mejoras en viviendas, y no necesariamente se destinan a la compra de bienes suntuarios, añadió.
La decisión de variar la composición del portafolio no es fácil para la agrupación, pues supondría la adopción de riesgos para sus ingresos y utilidades.
Mientras que la cartera destinada a consumo tuvo una morosidad (a más de 90 días) del 0,66% en agosto, la destinada a comercio sufre de atrasos en un 10%.
Desde el 2014, la solución para evitar más riesgo de concentración o morosidad ha sido aplicar más control a los deudores, aunque esto implique rechazar solicitudes de crédito y perder mercado, pues conocen que otros competidores sí brindan esos préstamos y a plazos más largos.