Expectativas sobre el aumento o el descenso de las tasas de interés, el lento crecimiento de la economía de Estados Unidos y los resultados de la recuperación en Europa son algunos de los factores que han estado generando volatilidad en el rendimiento de los bonos del Tesoro.
El pasado 2 de febrero la tendencia de la tasa de interés de los instrumentos de 10 y 30 años plazo cambió de rumbo y desde entonces se orienta hacia el alza.
Los bonos del Tesoro de Estados Unidos no solo reflejan las condiciones de la economía de la nación norteamericana, también son la principal referencia de las tasas de interés de emisiones de deuda soberana.
El punto de inflexión de febrero pasado es atribuido a que desde antes de ese mes se ha estado esperando que las tasas de interés subieran en algún momento del 2015. Se trata de una reacción esperada ante los anuncios de la Reserva Federal (Fed) de que se aproximaba el fin de las tasas inusualmente bajas y de su política monetaria expansiva o de estímulo.
Sin embargo, el mensaje definitivo aún no llega y más bien se ha aplazado; ahora se habla de que el incremento de tasas en Estados Unidos será al final del año.
Otro de los elementos en este juego de expectativas es el ritmo de crecimiento de la economía estadounidense. Si su producción está al alza, los índices de los precios de las acciones llevan la misma tendencia.
En momentos de crecimiento los bonos del gobierno se vuelven menos atractivos para los inversionistas, pues las acciones darían mejores réditos. Lo anterior podría explicar lo sucedido antes del inicio del 2015.
No obstante, el aumento de los indicadores de producción en Estados Unidos no fue lo que se esperaba, aunque hay incremento, este no ha sido espectacular.
Cuando los inversionistas sienten temor ante la situación económica estadounidense, huyen de sus inversiones accionarias y buscan un refugio seguro; este lo provee el Departamento del Tesoro con sus bonos, a pesar de que tengan bajos rendimientos.
Junto con lo anterior está la situación de Europa, en donde los riesgos inflaciones y tasas muy bajas ahuyentaron a los inversionistas de instrumentos como los bonos alemanes.
La posibilidad de una demora en el aumento en tasas, una economía estadounidense lenta y signos de recuperación europea son más bien señales de que ese incremento mostrado por los rendimientos de los bonos podría detenerse e incluso corregirse hasta que haya una decisión contundente por parte de la Fed.
De esa manera lo ven los analistas financieros locales. Para los próximos meses esperan variabilidad en las tasas de los bonos estadounidenses, pero consideran que los cambios no serán abruptos ni fuertes.
Para el pasado 14 de mayo el bono a diez años plazo cerró con un rendimiento de 2,23%, los pronósticos locales incluyen que como mínimo ese rendimiento llegue a 2,10% y un máximo de 2,75% para este año.