Desde hace unos meses, y a pesar de la debilidad del yen, las empresas japonesas se han lanzado en una campaña frenética de adquisiciones en el extranjero, motivadas por la necesidad de buscar otros mercados.
Este lunes fue NTT Communications quien anunció la compra por $875 millones de dos empresas estadounidenses de servicios informáticos, Virtela y RagingWire.
La operación más espectacular fue la protagonizada este año por el grupo de telecomunicaciones SoftBank, que puso sobre la mesa $21.600 millones para comprar el tercer operador estadounidense, Sprint Nextel.
Entre el anuncio en octubre del 2012 y el pago el pasado julio, pasaron nueve meses en los que el dólar se revalorizó un 24% respecto al yen, debido a la política presupuestaria y monetaria expansionista impulsada por el primer ministro nipón Shinzo Abe.
El presidente de SoftBank, Masayoshi Son, no pareció arrugarse y más tarde lideró otras operaciones del mismo estilo, como la compra del distribuidor norteamericano de smartphones BrightStar, o del estudio de desarrollo de videojuegos finlandés SuperCell, en ambos casos por poco más de $1.200 millones.
Cuando entre 2009 y 2012 las empresas japonesas adquirían otras extranjeras, cabía pensar que estaban aprovechando la fortaleza del yen. Pero ahora que el dólar y el euro han subido con fuerza, el argumento del oportunismo no se sostiene.
Y es que las empresas niponas creen que el beneficio que obtendrán con estas adquisiciones superará con mucho la actual tasa de cambio desfavorable.
"La población japonesa está disminuyendo, el mercado interior potencial se reduce, y por eso las empresas están buscando crecer en el extranjero, lo cual pasa por las adquisiciones", resume Jessica Chan, de Mergermarket.
Entre julio y setiembre, las firmas niponas efectuaron 131 fusiones y adquisiciones, un 28% más que en el mismo período del 2012. Según los expertos, la tendencia se va a acentuar.
"Claramente, se está acentuando la expansión en el extranjero de empresas que antes se dirigían por lo esencial a una clientela interna", apunta en un estudio el grupo de información económica Nikkei.
Este es el caso de la empresa Lixil, especialista en equipamientos de interior, que fagocitó al mayor fabricante norteamericano de sanitarios, American Standard, y más tarde el líder europeo, la firma alemana Grohe.
Según los empresarios, es más rápido y eficaz hacerse con empresas tecnológicas de alto valor añadido, o con compañías con una buena implantación y una amplia red de clientes en un mercado lucrativo, que intentar construir todo desde cero.
"En la época de la globalización, la localización es extremadamente importante para triunfar", destacó hace poco en Tokio, Jeffrey Immelt, consejero delegado de General Electric (GE).
Muchos sectores se han visto afectados por esta ola reciente de adquisiciones anunciadas o cerradas, desde la industria a los servicios financieros, pasando por las farmacéuticas, la energía, la alimentación, la química o las telecomunicaciones.
"Esas adquisiciones proseguirán en Estados Unidos y Europa", según Jessica Chan, que pronostica también una oleada de compras en el sureste asiático (Taiwán, Vietnam, Indonesia, Birmania, entre otros), donde hay que imponerse antes de que lleguen otros competidores, como las empresas surcoreanas.
"Muchos piensan que el sureste asiático será el corazón del crecimiento mundial, y por otro lado bastantes empresas japonesas se están yendo de China por el resurgimiento de las querellas territoriales sino-japonesas, así como por los costes crecientes de la mano de obra en China", confirmó Toru Nishihama, del instituto de investigación económica Dai-Ichi Seimei.