La decisión sobre las tasas de interés que tome la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos (posiblemente esta semana) afectará a la mayoría de los créditos en dólares vigentes en Costa Rica.
Del total de préstamos en el sistema financiero, casi la mitad de fue otorgado en esa divisa.
Empero, el 87% de estos se rubricó con tasa variable, es decir, ligados a indicadores de referencia internacionales que se mueven de acuerdo con las decisiones que tomen entidades como la Fed, según datos suministrados a EF por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Lo anterior implica que las mensualidades de esas operaciones se incrementarían en caso de que las tasas en el exterior también lo hagan.
El porcentaje mencionado es el equivalente a $2.650 millones que están expuestos de una u otra forma a las variaciones de indicadores que no son controlados en Costa Rica.
Esa cantidad de dinero es comparable con más de la mitad de la emisión total de bonos de deuda externa soberana que emitió Costa Rica en los últimos tres años o, bien, es el equivalente aproximado al 5,5% del Producto Interno Bruto esperado (PIB).
Incluso, el monto de la deuda total en dólares con interés variable supera en 1,52 veces la cantidad de depósitos en esa moneda en cuentas de ahorro a octubre pasado, según los datos del Banco Central de Costa Rica.
El restante 13% de los préstamos en la moneda estadounidense tienen una tasa fija y, por lo tanto, no serán afectados por los eventuales ajustes.
Adicionalmente al riesgo de tasas de interés, los préstamos en moneda extranjera tienen el riesgo del tipo de cambio, es decir, a las variaciones en el valor del dólar.
Ese riesgo lo asumen principalmente los deudores que carecen de ingresos en dólares, pues si el tipo de cambio sube, deberán destinar más dinero por la misma cuota.
En el país, el 79% de los préstamos en dólares han sido concedidos a personas y empresas que tienen ingresos en colones (no generadores de divisas).
¿Quién hará el ajuste?
La respuesta es sencilla: será la Fed.
Esta entidad, que funciona como el banco central del Estados Unidos, tiene como instrumento de política monetaria una tasa de interés para fondos federales.
Esos fondos son recursos que la Fed presta a los bancos a corto plazo y, por lo tanto, es utilizada en el sistema financiero de ese país. Actualmente, esa tasa se encuentra en un máximo de 0,25% y está así desde el 2009.
A su vez, los bancos estadounidenses publican las tasas que dan a sus principales clientes, que se conoce como Prime, la cual tradicionalmente se ha calculado sumando tres puntos porcentuales a la referencia de la Fed. Se encuentra en este momento en 3,25%.
Otra de las referencia es la Libor, calculada por una agrupación de bancos de Londres. Aunque no toma como referencia directa a la Fed, su comportamiento histórico es concordante con el resto del mercado.
Aunque durante todo el 2015 se esperó que la Fed hiciera el ajuste de las tasas de interés, la autoridad optó por esperar hasta que viera mejores señales macroeconómicas en EE. UU.
Pues bien, al parecer el momento ha llegado. Los principales indicadores de la economía estadounidense están llegando a los niveles que la Fed considera como satisfactorios.
Ahora se espera que el aumento de tasas sea anunciado en la próxima reunión de gobernadores de la Fed, el 16 de diciembre.
En la remota situación que el incremento no sea anunciado en esa fecha, simplemente se trata de un aplazamiento del aumento, pues el hecho inminente es que las tasas llevan una sola dirección y es hacia arriba.
La jerarca de la Fed, Janet Yellen, ha dicho en sus mensajes que harán los ajustes de manera gradual. Lo que está por verse es qué es lo que esa entidad entiende por gradualidad.
En julio del 2004, en una escalada de tasas, la Reserva Federal hizo ajustes de 0,25 puntos porcentuales cada mes y medio. En ese entonces, ese ritmo se mantuvo por dos años y la tasa de referencia pasó de 1% a 5,25%.
Para el gerente general de Banco Cathay, Hairo Rodríguez, es muy claro que la Fed subirá las tasas y que si no lo hace solamente estaría retrasando la decisión que tomará tarde o temprano.
No obstante, las autoridades estadounidenses deben evitar un golpe a la economía que se traiga abajo el crecimiento logrado hasta ahora y que es visible en los índices accionarios.
Referencias utilizadas
Juan Carlos Corrales, gerente general del Banco Nacional, también considera que el aumentó vendrá en cuestión de días o semanas como máximo.
“Lo hemos analizado en el departamento de riesgo y finanzas y la verdad es que el impacto es muy poco en nuestra cartera, tenemos aproximadamente un 38% de la cartera total en dólares y de ese porcentaje un 22% está dada a clientes no generadores, (...) pero son clientes que se han sensibilizado adecuadamente”, agregó.
Según Corrales, un aumento de 0,25 puntos porcentuales causará pocos efectos, porque en promedio se trata de tasas de 6,5%, que de subir a 6,75%, no tendrán un impacto importante.
En Costa Rica, la mayor parte de los créditos en dólares es concedida por las instituciones financieras privadas, mientras que los bancos estatales tienen la mayor parte de su portafolio en colones.
Otras entidades financieras reconocieron que sus tasas de interés utilizan la Prime y la Libor como factor variable.
Scotiabank afirma que las emplea ante la ausencia de una tasa de refencia local en dólares. “Se usan las tasas de referencia internacional que fácilmente se pueden corroborar por cualquier medio”, explicó Ingrid Guzmán, subgerente de la entidad.
Manfred Lacayo, gerente financiero de Financiera Desyfin, también confirmó la utilización de ambas referencias. Agregó que todos sus préstamos están distribuidos entre intereses fijos y variables.
Respecto al riesgo, Lacayo detalló que la entidad se encarga de hacer las respectivas pruebas con el objetivo de determinar cuánto se deteriora la capacidad de pago del deudor ante eventuales aumentos en tasas o en el valor del dólar.
La normativa establece que las entidades deben someter a prueba la capacidad de pago.
Se considera un impacto severo una variación de dos puntos porcentuales y, si bajo ese escenario se descalifica al deudor por carecer de capacidad de pago, entonces se le negaría el crédito o se tomarían previsiones adicionales.