La calificadora de riesgo Standard & Poor's (S&P) anunció este jueves que Costa Rica mantendrá con una nota de "BB" los bonos costarricenses en moneda local y en moneda extranjera de largo plazo, y con la perspectiva estable.
Según Helio Fallas, ministro de Hacienda, este hecho refuerza la confianza de los analistas internacionales en la política fiscal que ha venido aplicando la administración de Luis Guillermo Solís.
El comunicado emitido por S&P destaca el crecimiento económico costarricense como una de las razones para que el país mantenga esta calificación, lo que a su vez es motivado por un mayor dinamismo de Estados Unidos, los bajos precios del petróleo y un buen desempeño en los flujos de inversión extranjera directa.
Otro de los factores que motivaron esta decisión fue la adopción de un sistema de flotación administrada, anunciado el 31 de enero de este año, además de otras medidas en materia cambiaria y monetaria en busca de una baja inflación.
Como aspectos negativos, se señaló el déficit fiscal de Costa Rica y el aumento de la deuda del Gobierno Central, debido a las presiones generadas por el crecimiento en el gasto y la carencia de reformas tributarias.
El informe de S&P indica, de forma clara, que el país podría perder esta calificación en caso de no concretarse diversos proyectos de ley, tales como el impuesto al valor agregado (IVA) y el de renta, así como otros en materia de gasto, tales como los referentes a la caja única y pensiones.
Sobre esto, Fallas comentó que "estas reformas son necesarias para encauzar la deuda pública en una senda sostenible en el mediano y largo plazo”.
Aún así, el comunicado de S&P destaca que las medidas de control de gasto de la actual administración no han sido suficientes para estabilizar la situación fiscal del país, ni lo serán en los próximos dos años.
S&P proyecta que el déficit fiscal y la deuda alcanzarán este año cerca de un 5,4% y 39% del Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente.
En enero, Fitch Ratings también dio a conocer que mantendría la calificación de deuda soberana, aunque la cambió de perspectiva estable a negativa, ante la urgencia de implementar una reforma en la recaudación de impuestos.