Al caer la calificación de riesgo soberano de Costa Rica, el resto de empresas públicas que también cuentan con una nota podrían ver cómo cae.
Las instituciones usan una valoración cuando se endeudan a nivel externo, sin garantía del Estado. Y, en caso de una baja en el resultado, corren el riesgo de un posible incremento en el costo del financiamiento y trabas para acceder a fondos de inversión.
El Banco de Costa Rica (BCR), el Nacional, el ICE, Recope, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL), son ejemplos.
De hecho, tras la reducción de la calificación, por parte de Moody’s, el BCR recibió al día siguiente el mismo resultado.
Según Edgar Ayales, exministro de Hacienda, la reducción de la calificación es un riesgo que tienen estas empresas, y la consecuencia de un aumento en tasas de interés es inmediata.
Aún así, este efecto dominó dependerá de la firma calificadora. Por ejemplo, Fitch Ratings ratificó la calificación de la CNFL, el pasado 18 de setiembre.
Parte del impacto que puedan percibir esas instituciones dependerá de las emisiones de bonos internacionales.
El Banco Nacional tenía dos, por $500 millones cada una, ambas ya colocadas. El BCR emitió $500 millones.
Algunos tenedores de los bonos saldrían a venderlos, como es el caso de fondos internacionales de inversión o de pensiones, que están obligados a comprar títulos que posean un grado de inversión. Pero los compradores solicitarán un precio menor (mayor interés).
En el caso una nueva emisión, se tendría que pagar un mayor rendimiento, dijo Bernardo Alfaro, subgerente general de riesgo y de finanzas del Nacional.
El ICE realizó una emisión de $500 millones, pero en caso de que los precios de los bonos sufran una baja, las finanzas de la institución no se verían afectadas, afirmó la entidad.