Las calificadoras de riesgo que operan en Costa Rica pasan por un momento contradictorio: enfrentan más competencia, tuvieron un mayor dinamismo en el 2012, pero las expectativas para su mercado son poco optimistas.
El negocio de estas empresas depende de cuán activo esté el mercado de valores, específicamente, la cantidad de emisores, pues son los que demandan las calificaciones de riesgo.
La situación contradictoria surge porque en el 2013 el número de compañías aumentó de dos a tres con la incorporación al mercado de Pacific Credit Rating (PCR). Los resultados en el 2012 fueron mejores que los logrados entre el 2011 y el 2010.
Al tomar solamente los ingresos de todas las empresas por los servicios de calificaciones, el 2012 tuvo un incremento real del 5%, mientras que un año antes el crecimiento fue de 2,3%.
Por volumen de ingresos, el mercado de la calificaciones es de ¢1.040 millones en números del 2012, de los cuales el 64% está en manos de firma global Fitch Ratings, que también es la más grande según los activos reportados.
Diferentes expectativas
Desde la óptica de las calificadoras, el comportamiento del mercado difiere en cada caso. Para Erick Campos, gerente de Fitch en Costa Rica, la situación actual es estable.
No obstante, Campos explicó que fue hace varios años que el volumen de negocio descendió cuando se redujo el número de emisores.
Como es de esperarse, por el lado del recién llegado, la expectativa es de dinamismo. Juan Carlos Castro, gerente de país de PCR, percibe el mercado como activo y descartó que se encuentre saturado por el hecho de que operen tres calificadoras.
“Si bien es cierto que la cantidad de emisores bursátiles ha ido disminuyendo, la homologación de nuestras leyes y regulaciones con las plazas más desarrolladas cada vez obliga a más instituciones y productos a obtener calificaciones de riesgo”, dijo Campos.
Jorge Chaves, subgerente de SC Riesgo, es el que tiene la apreciación más pesimista.
Para él, las nuevas calificaciones ha disminuido como resultado del poco dinamismo del mercado de valores. Agregó que al ser un lugar con poco dinamismo dificulta la coexistencia de muchas calificadoras, pues la regulación impone costos y, por lo tanto, se requiere de una cartera importante de clientes.
Según los datos de la Superintendencia General de Valores, la cantidad de emisores (45) es la misma entre el 2012 y el primer semestre del 2013. El año pasado se autorizaron, 12 programas de bonos a lo largo de todo, mientras que de enero pasado a la fecha solo dos han recibido el visto bueno de los reguladores.
El exsuperintendente general de valores, Danilo Montero, reconoció que el mercado no avanza a una velocidad vertiginosa que también acelere a las calificadoras. Desde su percepción, con el tamaño actual, una sola calificadora podría abastecer las necesidades en Costa Rica.
De manera similar opina José Rafael Brenes, gerente general de la Bolsa Nacional de Valores, quien considera que si los mecanismos de acceso a la bolsa no prosperan, entonces tampoco lo harán los negocios conexos como las calificaciones.
Para Montero, la generación de nuevos productos financieros como emisiones de acciones preferentes por parte de los bancos, deuda subordinada o deuda convertible podrían generar más actividad para estas compañías.