Las compañías son las principales receptores de créditos en dólares, aunque los consumidores no se quedan muy atrás.
Los créditos otorgados para actividades del sector productivo –como inmobiliarias, financieras y de servicios– ascienden a ¢5,40 billones, y un 57,6% de estos están denominados en dólares.
Mientras tanto, el dinero prestado para financiar el consumo, que incluye las tarjetas de crédito y compra de menaje de casa, sumado a los préstamos para construcción o compra de vivienda, representan la mitad del total de la cartera de los bancos. El monto es de ¢5,46 billones.
Un 41,1% de estos financiamientos que, en general, son a los que acceden las personas físicas, están en denominados en moneda extranjera. Estos préstamos ascienden a ¢2,24 billones.
“El mayor porcentaje corresponde a personas jurídicas y se explica porque las empresas desarrollan proyectos de mayor volumen que las personas, además, tienen mayor capacidad para soportar en sus flujos de caja las sensibilizaciones que aplican en estos casos”, explicó Rodrigo Ramírez, director de la División de Gestión de Crédito del Banco de Costa Rica (BCR).
De igual forma, en el Banco Popular la mayor cantidad de operaciones de crédito en dólares corresponde a individuos especialmente en hipotecas y préstamos de vivienda, pero, en cuanto a valor de la cartera, este es mucho mayor para las personas jurídicas, explicó Maurilio Aguilar, director de Gestión corporativa de la entidad.
Solo dólares
La actividad con un mayor nivel de dolarización en su financiamiento es la inmobiliaria y de alquileres.
Un 95,5% de los ¢117.580 millones que el sistema bancario ha prestado para financiar proyectos de esta naturaleza están denominados en la moneda estadounidense.
La contraparte de la construcción, categoría que engloba los préstamos para compra o vivienda o lote, tiene un nivel de dolarización del 52% de la cartera.
“Este comportamiento se asocia, entre otros, a una oferta importante de crédito en moneda extranjera por parte de las entidades bancarias, un efecto favorable a nivel de tasa de interés en términos comparativos con asumir deudas en colones y la estabilidad que ha mostrado el tipo de cambio en los últimos años”, comentó Ramón Vargas, gerente de crédito de Banco Lafise.
Un factor que explica la altísima dolarización del financiamiento tanto para empresas como para individuos en la actividad inmobiliaria y de construcción es que tradicionalmente los precios de se han fijado en dólares.
Esta es una moneda que ha demostrado una mayor capacidad de conservar valor en comparación con el colón.
Los desarrolladores y constructoras piden prestado pero también reciben su pago en la moneda estadounidense.
De manera congruente, el financiamiento a actividades de hotelería –cuyos precios están en la moneda extranjera–, también tiene un alto grado de dolarización (86,9%).
La préstamos para consumo, pese a incluir los créditos para compra de vehículo, es la categoría con un menor grado de dolarización. De los ¢2,27 billones que componen esta cartera, solo un 25,3% están en dólares.
La cartera destinada al financiamiento de actividades comerciales se encuentra en un 62,6% en dólares.
Aunque los comerciantes generan importantes ingresos en colones, tiene la necesidad de pagar sus pedidos de mercadería en dólares. Este factor explica el peso de la moneda extranjera.
Cuestión de tasas
La predilección por el crédito en dólares es lógico.
El precio del financiamiento en la moneda extranjera promedia el 10,57% en el sistema financiero, según estadísticas del Banco Central de Costa Rica.
Mientras tanto, la tasa de interés para préstamos en moneda nacional es de 16,05%.
“Adicionalmente, las tasas variables en dólares, generalmente atadas a Prime o Libor, reflejan muy baja volatilidad si las comparamos con las tasas en colones. Hemos visto en los últimos 18 meses cambios de 500 y 600 puntos base en la Tasa Básica Pasiva”, apuntó Carlos Brina, subgerente de Scotiabank.
El riesgo de aprovechar ese diferencial de tasas existe para quienes no generan sus ingresos en colones.
El tipo de cambio se ha mantenido relativamente estable y rondando el límite inferior de la banda cambiaria durante meses, en parte gracias a las política expansivas del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos.
“Siempre habrá un tipo de cambio suficientemente alto de tal forma que yo no lo pueda pagar para honrar mis deudas en dólares, y ese es el punto importante”, explicó el economista Jorge Madrigal.
La semana anterior el dólar llegó a cotizarse por encima de los ¢505 en el mercado mayorista Monex, un valor que no había registrado en lo que va del 2013.
El Banco Central ha llamado la atención sobre la dolarización de la cartera de crédito, sin embargo, es poco probable que la situación se revierta en tanto el diferencial de tasas siga siendo atractivo y el tipo de cambio se mantenga estable y bajo.
También los reguladores ya aprobaron normas para hacer más estricto el otorgamiento de crédito en dólares.