Correos con falsas alertas, recomendaciones de amigos, ofertas de inversión y negocios que prometen dinero fácil son solo algunas de las tácticas que utilizan los estafadores para hacerse con el dinero de potenciales incautos.
Así las cosas, la desconfianza se convierte en la mejor herramienta con la que cuentan los consumidores para evitar ser víctimas de una estafa a cualquier nivel.
Cristina Carrillo, consultora especialista en educación financiera, clasifica en tres los tipos de estafas que pueden sufrir las personas: indirectas, financieras-financieras y "negocios del siglo".
Dentro del tipo "indirectas", Carrillo clasifica los correos que presuntamente vienen de entidades financieras o comercios alertando sobre problemas y que finalmente resultan falsos. Ejemplo de esto es el "phishing" con el que delicuentes capturan claves bancarias.
En las financieras-financieras, se contabilizan los conocidos "chinamos financieros": presuntos asesores financieros que prometen altos rendimientos sin estar registrados legalmente ante un supervisor, como las superintendencias de valores, pensiones, bancos y seguros.
El tercero de los tipos es en el que se ofrece a las personas que "el dinero trabaje para ellos y no ellos para el dinero". Aquí es donde se incluyen ofertas de negocios con altas ganancias, con poco esfuerzo o "demasiado bueno para ser cierto".
"El mayor activo que tienen las personas es la desconfianza", reiteró Carrillo.
Perfil de la estafa
Carrillo también clasifica a los estafadores en tres tipos: los que se ganan la confianza, los que usan a personas de confianza y los que suplantan a alguien de confianza.
En el primer grupo se incluye a quienes se presentan como presuntos expertos, con alta exposición y un verbo desenvuelto. Estas personas logran ganar la confianza de sus víctimas pues por medio de tácticas psicológicas dan "evidencia" de su conocimiento.
También está el grupo de los que utilizan a personas de confianza, como amigos o familiares. Estos son expertos en los fraudes multinivel o piramidales: incluyen a personas en una red donde se gana más cuantas más personas reclute dentro del negocio. "Algunas de estas estafas pueden estar actuando dentro de la legalidad", aclaró Carrillo.
Por último, está el grupo de quienes suplantan a alguien de confianza, por medio de correos o comunicaciones falsas. De nuevo cabe el ejemplo del phishing.
Además de la confianza y las promesas, los estafadores también recurren al miedo.
La experta indicó que en muchos casos, cuando los estafadores perciben que pueden ser desenmascarados ponen marcha a un plan de acoso para atemorizar a la víctima
Carrillo fue invitada por la la Superintendencia General de Valores para participar en la charla "¿Cómo distinguir y prevenir las estafas financiera?", el martes anterior.