El Ministerio de Hacienda ha demostrado su interés en concentrar los vencimientos de la deuda al mayor plazo posible.
Este año no habrá excepción en esta estrategia que se aplica desde el 2010, pero que empieza a dar resultados positivos.
El Gobierno sumará esfuerzos en el 2015 para que la cancelación de sus obligaciones se concentren en más de cinco años, según lo dio a conocer con la presentación del Plan de Endeudamiento Interno, la semana anterior.
El crecimiento de la deuda obliga a afrontar más vencimientos cada año. Por eso, la preferencia por el largo plazo permite no enfrentarlos en un solo tramo, pues de lo contrario se condicionaría la capacidad de respuesta de la Tesorería.
El principal beneficio sería precisamente ese: asegurar que el perfil de la deuda no se salga de sus manos.
Para el mercado, el mensaje dado a conocer la semana anterior genera una expectativa de una menor presión sobre las tasas de interés locales.
Seis años atrás, el 60% de la deuda vencía a menos de cinco años, pero ahora se ha revertido este panorama, explicó Mauricio Arroyo, subtesorero nacional.
Al cierre del 2014, el 54,5% vencía a más de cinco años, el 29,5% entre uno y cinco años, y solo un 15,9% a menos de un año.
Desde el 2010, esta composición muestra una tendencia de concentración creciente en el plazo a más de cinco años.
Precisamente, ese plazo es el que más le interesa al Gobierno, que este año se propuso agendar aún más el pago de sus obligaciones entre cinco y siete años.
El objetivo es hacer un correcto manejo de los vencimientos para que, aun en medio de una creciente deuda, se puedan afrontar las obligaciones de forma gradual y no se concentren en un solo periodo.
Según Orlando Soto, gerente general de Acobo, esto también le da espacio a Hacienda para tener un mejor manejo de la liquidez en el corto plazo.
Los canjes también han jugado un papel importante en esta gestión. Solo en el 2014 se canjearon ¢286.717 millones, lo que supera los ¢108.133 millones del 2013.
Arroyo indicó que ese año se marcó un tope muy alto en canjes, por lo que será un reto superarlo.
Lo que se intenta es enfrentar mejor la realidad que envuelve a Hacienda este 2015, año que concentra un 15,5% de los vencimientos de la deuda registrada a diciembre pasado.
Otro caso similar llegaría en el 2016, con vencimientos del 10,4% del total de la deuda, en un periodo en el que además ya no se contaría con un eurobono para aliviar esa carga.
La maniobra estaría dando frutos a partir del 2017, pues a partir de ese momento el resto de la deuda está disuelta de forma más equitativa.
Estas inversiones a largo plazo atraen a los fondos de inversión, fondos de pensión o jubilación voluntarios, a las asociaciones de empleados que administran la cesantía de los trabajadores y empresas de seguros, según explicó Marco Chaves, de INS Valores.
En el 2014, la deuda total del Gobierno cerró en ¢10,5 billones, un 24% más que un año atrás. De ese monto, un 77,3% corresponde a la deuda interna.
Al desglosar la deuda total por moneda, los colones toman el 48,5%. En rendimientos, la tasa fija lidera con el 71,2% del total, algo que se mantendrá este año.
Menor presión en tasas
La decisión del Gobierno Central de alargar los vencimientos al plazo más amplío posible, genera signos de tranquilidad.
Los analista aseguran que con este mensaje se percibirá una menor presión en las tasas de interés locales.
Hacienda tendrá una mayor capacidad de gestión de su deuda año con año, aumentando así su poder de negociación con los tenedores de bonos, explicó Mauricio Hernández, Portfolio Advisory Group Scotiabank.
Lo anterior se traduce en una expectativa de estabilidad en los rendimientos en colones, lo que también está motivado por otros cuatro elementos de la coyuntura económica.
El primero recae en que, del monto requerido por Hacienda para el primer semestre, se ha colocado la mitad en tan solo mes y medio de gestión.
El requerimiento máximo plantea una colocación de ¢1.100.000 millones, y al 16 de febrero pasado ¢516.505 millones ya se habían gestionado.
El segundo elemento es que aún se cuenta con la posibilidad de emitir un eurobono, por $1.000 millones.
Como tercer punto, está la reducción del presupuesto nacional en más de ¢60.000 millones, lo que envía un mensaje de austeridad aunque no sea significativo.
Por último, ayudaría una ligera mejora en los ingresos del Gobierno, debido al crecimiento que se espera del consumo interno, explicó Hernán Varela, jefe de estrategia de Aldesa.
Aun en medio de esos factores que ayudarían a una menor presión en las tasas, la verdadera presión viene del déficit fiscal, por lo que una solución en este frente favorecería aún más la confianza de los inversionistas.